Saltar al contenido

11 de diciembre de 2016

Domingo 11 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 11, 2-11

La misión del Bautista

Mat 11:2 Habiendo oído Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió por sus discípulos
Mat 11:3 a decirle: «¿Eres tú el que viene o hemos de esperar a otro?».
Mat 11:4 Y respondiendo Jesús, les dijo: «Id y referid a Juan lo que habéis oído y visto:
Mat 11:5 los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados;
Mat 11:6 y bienaventurado aquel que no se escandalizare en mí».
Mat 11:7 Cuando éstos se hubieron ido, comenzó Jesús a hablar de Juan a la muchedumbre: «¿Qué habéis ido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
Mat 11:8 ¿Qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido con finos ropajes? Mas los que visten con finos ropajes están en las moradas de los reyes.
Mat 11:9 ¿Pues a qué habéis ido? ¿A ver un profeta? Sí, yo os digo que más que un profeta.
Mat 11:10 Este es de quien está escrito: “He aquí que yo envío a mi mensajero delante de tu faz. Que preparará tus caminos delante de ti.”
Mat 11:11 En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha aparecido uno más grande que el Bautista. Pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La misión del Bautista

Dios contesta con obras, así contestó a la pregunta de Juan el Bautista, con las obras que hacía y que le proclamaban como el que era, Dios, el Mesías.

Y ahora, cuando tú le preguntas a Dios, por Jesús, en tu oración a Él, todo lo que quieres saber o tener, Él, Dios, sigue contestándote igual que contestó a Juan el Bautista: CON SUS OBRAS CONTIGO, PARA TI. Dios habla con los hechos, con su Divina Providencia, pero, que al igual que las palabras, no todas las palabras de una conversación, son las que te dicen lo que quieres oír; primero hay el encuentro y el saludo, eso es la paz que te da la oración hecha a Dios, el que te contesta Dios con su saludo y te entra paz, siempre después de orar bien, porque si vas a Dios a insultarle, a decirle: “¿Si fueras Dios, por qué permites esto y aquello?” Y, ni a Dios ni a nadie, se le empieza una conversación así, y menos si necesitas de su ayuda eficaz. Así que, en vez de dudar de Dios y de tu fe, le dices: “Dios, dame esto y aquello”; Dios te lo daría, porque quiere tu fe, quiere, y siempre ha querido, que le digas lo que quieres de Él. Recuerda el Evangelio y sus palabras, las Palabras de Jesús, que decía siempre: “¿Qué quieres de Mí?”… y enseñó a pedir al Padre, en su Nombre, en el nombre de Jesús, que es el nombre de Dios. Así que, pide y no dudes, y en contestación de tu petición, Dios te dará lo que pides por tu fe.

Como digo, primero te dará paz, porque la paz es lo que tienes cuando te relacionas con Dios; después te dará aceptación de lo que tienes, de lo que vives, porque aceptando la realidad, la miras, la observas, la estudias y puedes saber qué es lo que te hace falta para cambiar esta realidad tuya. Pero si no quieres ver la realidad, ¿qué vas a pedir a Dios? Pedirás cosas que crees que necesitas, pero no lo que realmente necesitas. Por eso es bueno que sepas quién eres y qué es lo que tienes. Entonces, sabiendo esto, podrás pedir bien a Dios, y recibirás de Dios lo que te es necesario PARA SALVARTE.

Cuántos hay que piden dinero, mucho dinero para ellos, y esto los perdería…

Cuántos hay que piden amor romántico sexual, y no una unión sacramental…

Cuántos hay que piden salud, y comen mal, y no evitan hacer el mal…

Cuántos hay que piden cosas injustas a Dios, y que Dios, por ser justo, no se las da. Y entonces entran en crisis de fe, por no recibir lo que les haría perderse.

Cuántos hay que quieren que Dios convierta a los que uno ama, a la fe, para que así su amor pueda ser correspondido, y no piden por justicia, por ser justo pedir que todos tengan fe, sino por tener a los que ama, en el mismo clan de la misma capacidad de fe que ellos tienen. Y no todos tienen el mismo grado de fe; unos deben ayudar a los otros, para así practicar todos la caridad, porque no sólo practica la caridad quien da, sino que también los que aceptan la caridad de los demás, reciben por fe, la esperanza del amor de Dios, que es la caridad.

Amados, Dios os ama y contesta vuestras oraciones, con las obras de su Caridad por, para, y con vosotros; porque todo lo hace Dios por Amor a Sí mismo.

Tu vocación es la oración, y la Misión de Dios es su Caridad.

Pide y Dios te dará.

P. Jesús

© copyright