Domingo 21 de Junio de 2.020
Tiempo Ordinario/12º
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Evangelio:
San Mateo 10, 26-33 Igualdad con el Maestro (Dijo Jesús a sus discípulos): 26No los temáis, pues, porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse. 27Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, predicadlo sobre los terrados. 28No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna. 29¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos cae en tierra sin la voluntad de vuestro Padre. 30Cuanto a vosotros, aun los cabellos todos de vuestra cabeza están contados. 31No temáis, pues valéis más que muchos pajarillos. 32Pues a todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos; 33pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Igualdad con el Maestro El que enseña bien, el Maestro, éste dijo que no estaba el discípulo sobre el maestro, ni el siervo sobre su amo. ¡Ya lo sabes, pues!; entonces, estando bien enterado de tu suerte, sabes que Cristo padeció, murió traicionado y resucitó. Es duro seguir a Dios, porque uno está avisado y sabe lo que le espera. Pero hay muchos que siguen al Diablo y ¡tienen una vida de perros!; no así los hijos de Dios, estos no son animales, sino que tienen la dignidad de sello Real: ¡Hijos del Amo y Señor del Reino de los Cielos! Sufrir, ¿quién no sufre aquí, en este mundo?; todos, y el que aún no ha sufrido, sufrirá, sea ahora o más adelante en su ancianidad, porque el pecado original sentencia a todos a tener que apartarse del mal y dar el bien, pero pocos se apartan del mal y dan el bien, por eso tantos reciben el mal de los que no hacen el bien; y se sufre por el mal que nos dan. Hay un Cielo, una eternidad dichosa para los que creen y tienen fe; esos no serán jamás decepcionados, porque hay una Verdad, ¡un Dios, Uno y Trino!, y una Madre de Dios y Madre tuya, por designio del Crucificado, el que salva y cura, el que sana y salva a todos, también a ti, si quieres. Di que sí y sálvate. Tienes un Maestro que te enseñó y te enseña el camino de tu salvación; ¿cómo?, ¿dónde?… Busca a Dios y ámalo con todas tus fuerzas, tu inteligencia y voluntad; y sé feliz en la tierra que Dios te da, para que en ella cumplas los diez mandamientos de su Ley, la Ley de Dios. Amén. P. Jesús |