Miércoles 31 de Octubre de 2.018
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Evangelio:
San Lucas 13, 22-30 No te metas en casa ajena 22Recorría (Jesús) ciudades y aldeas, enseñando y siguiendo su camino hacia Jerusalén. 23Le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él le dijo: 24Esforzaos a entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos serán los que busquen entrar y no podrán; 25una vez que el amo de casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos. El os responderá: No sé de dónde sois. 26Entonces comenzaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas. 27El dirá: Os repito que no sé de dónde sois. Apartaos de mí todos, obradores de iniquidad. 28Allí habrá llanto y crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras vosotros seréis arrojados fuera. 29Vendrán de oriente y de occidente, del septentrión y del mediodía, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios, 30y los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
No te metas en casa ajena Tú eres de una congregación distinta a otras, no quieras pues cumplir las normas que no has de obedecer. Cada religioso elige libremente dónde servir a Dios, pero pasa, a veces, que una vez en la congregación, y observando otras, quiere imponer cosas distintas a las que su fundador decidió. Este pecado está muy arraigado en los religiosos, porque el Diablo les tienta, y son débiles en la observancia de sus obligaciones y disposiciones. Dios, Jesús, no se metía en casa ajena, y tú debes de imitar en todo a Cristo, para ser parte fuerte de su Cuerpo Místico, si nó la enfermedad mundana, empezará a roer tu alma, pidiéndote ser como Dios; y sólo se salvan, los que Dios no aparta de su lado; y Dios quiere lo sano, lo sano de espíritu, para ser así bienaventurado. Te lo repito, y te lo pido, por Dios, no te metas en casa ajena. Esto es lo que sigue a la receta: ya tienes huerto propio; entonces, ocúpate de tus posesiones, si nó las perderás, yendo a unos y otros, vacilando y hablando mal. Cuando compres el huerto, ya no puedes dar marcha atrás; pero antes de comprar, decide dónde quieres estar. Lo has comprendido, y estoy contento contigo. Dios es maravilloso, nos une a todos, cuando queremos que su Palabra nos alimente; entonces vamos a la buena comida, a la que nutre, a la que sacia y da paz al alma, el evangelio. P. Jesús © copyright |