Domingo 23 de Octubre de 2.016
Evangelio:
San Lucas 18, 9-14 El publicano y el fariseo Luk 18:9 Dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban mucho en sí mismos, teniéndose por justos, y despreciaban a los demás: Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
El publicano y el fariseo Ya Jesús, en su parábola que hoy tratamos, nos avisa de que algunos se confiaban en sí mismos, teniéndose por justos, y despreciaban a los demás. Eso, antes y ahora, está en el corazón de muchas personas, ese deseo de creerse diosote y hacer su voluntad, según las normas, incluso cristianas; se creen que, por seguirlas, por cumplirlas, más o menos, ya son perfectos; se hacen dios, y es la mayor prueba de que no lo son. Uno no puede seguirse a sí mismo, uno no puede seguir su voluntad, sino la voluntad y a la persona de Cristo, el Salvador. Cuando uno busca las fuerzas en sí mismo, se hace dios. Cuando uno busca su perfección, y no el cumplimiento de la Ley de Dios; se hace dios. Cuando uno cree que sus éxitos y sus fracasos, son gracias a él, se hace dios, porque los éxitos y los fracasos, son el plan de Dios a los habitantes del mundo. Todos formamos parte del Plan de salvación, y a veces, son nuestros éxitos, y a veces, son nuestros fracasos, ¡jamás nuestros pecados!; por eso, el fin no justifica, jamás, los medios que se utilizan, porque todo tiene que ser La voluntad de Dios, y, a veces, Dios permite nuestros fracasos, nuestra humillación, como permitió la muerte de sí mismo en la Cruz, para celebrar al cabo de tres días, su resurrección. A veces, hay que «morir», hay que perder, para que ganen los planes de Dios. Sigamos trabajando por y para ello. ¡Ánimo, valientes! ¡Coged la cruz y seguid a Jesús! María nos anima a vivir una vida santa, tanto sea en el éxito, como en el fracaso; lo importante, siempre es que Dios gane, y no los dioses de barro en nosotros. P. Jesús © copyright |