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30 de agosto de 2021

Lunes 30 de Agosto de 2.021

Tiempo ordinario 22º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 4, 16-22.24-30

Pobres, cautivos, ciegos, oprimidos… ¡tú!

16Vino (Jesús) a Nazaret, donde se había criado, y, según costumbre, entró el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. 17Le entregaron un libro del profeta Isaías, y, desenrollándolo, dio con el pasaje donde está escrito: 18<<El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, 19para anunciar un año de gracias del Señor>>.

20Y enrollando el libro, se lo devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en Él. 21Comenzó a decirles: Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. 22Todos le aprobaban, maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, decían: ¿No es éste el hijo de José? 24Él les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. 25Pero en verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue limpiado, sino el sirio Naamán.

28Al oír esto se llenaron de cólera cuantos estaban en la sinagoga, 29y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad, para precipitarle de allí; 30pero Él, atravesando por medio de ellos, se fue.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Pobres, cautivos, ciegos, oprimidos… ¡tú!

Eres pobre porque nada material de lo que tienes, te llevarás al Reino de Dios; serás rico cuando tengas muchas obras de misericordia, de caridad; ¡demuestra tu fe!

Eres cautivo, ¡claro que lo eres!, como todos los seres humanos, que somos sociales y debemos amarnos los unos a los otros; mientras no ames de verdad a los demás, eres un cautivo. Dios te quiere libre, con las obras y palabras de tu fe. ¡Bendito seas!

Ciego, sí eres ciego, porque muchas veces te olvidas de amar, honrar y glorificar a Dios sobre todas las cosas y personas; sí, muchas veces al día, te olvidas de éste tu primer deber, todo lo demás es secundario; ¿cuándo empezarás a cumplir con tu deber? Dios espera mucho de ti, no le hagas esperar más.

Oprimido, estás oprimido por todas tus necesidades vitales; pon en tu corazón a Dios, a Jesús, el Nazareno, ¡el Mesías!, y esta fatiga, Dios mismo, Jesús, la aliviará con su Divina Providencia; confía en los demás, pero confía mucho más en Dios. No te olvides de rezar el Santo Rosario.

P. Jesús

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