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19 de febrero de 2022

Sábado 19 de Febrero de 2.022

Tiempo ordinario/6º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 9, 2-13

La transfiguración

2Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte alto y apartado y se transfiguró ante ellos. 3Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandera sobre la tierra. 4Y se les aparecieron Elías y Moisés, que hablaban con Jesús.5Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. 6No sabía lo que decía, porque estaban aterrados. 7Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: Este es mi Hijo amado, escuchadle. 8Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. 9Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. 10Guardaron aquella orden, y se preguntaban qué era aquello de <<cuando resucitase de entre los muertos>>.11Le preguntaron diciendo: ¿Cómo dicen los escribas que primero ha de venir Elías? 12Él les dijo: Cierto que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y será despreciado? 13Yo os digo que Elías ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron, como de él está escrito.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La transfiguración

Toda la tradición se cumplió con la historia de Jesús; la vida del Nazareno es la vida de Dios. ¿No tienes fe? Sí, tienes fe, pero te faltan obras de la misma. Estás demasiado apegado a ti mismo y no has visto la transfiguración de Jesús. Te la cuentan sus Apóstoles, pero a ti te va vivir una vida sin cruz; y sin cruz, no hay salvación y no vivirás el goce de una vida eterna en transfiguración.

Amas la vida hasta tal punto, que la perderás.

Ama a Dios hasta tal punto, que vivas y vivas para siempre jamás, en el goce del Reino Celestial, donde la ropa tuya será tan blanca cual jamás ningún batanero pueda limpiártela, sólo Dios, sólo Jesús te salva.

Déjate salvar por Jesús. Hoy vives y decides.

P. Jesús

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