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19 de diciembre de 2017

Martes 19 de Diciembre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 1, 5-9.11-22.24-25

Tu mujer Isabel te dará un hijo: Juan

Luk 1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, cuya mujer, de la descendencia de Aarón, se llamaba Isabel.
Luk 1:6 Ambos eran justos en la presencia de Dios, e irreprensibles, caminaban en los preceptos y observancias del Señor.
Luk 1:7 No tenían hijos, pues Isabel era estéril y los dos ya avanzados en edad.
Luk 1:8 Sucedió, pues, que, ejerciendo él sus funciones sacerdotales delante de Dios según el orden de su turno,
Luk 1:9 conforme al uso del servicio divino, le tocó entrar en el santuario del Señor para ofrecer el incienso,
Luk 1:11 Apareciósele un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso.
Luk 1:12 Al verle se turbó Zacarías, y el temor se apoderó de él.
Luk 1:13 Dijóle el ángel: “No temas, Zacarías, porque tu plegaria ha sido escuchada, e Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Juan.
Luk 1:14 Será para ti gozo y regocijo, y todos se alegrarán en su nacimiento,
Luk 1:15 porque será grande en la presencia del Señor. No beberá vino ni licores, y desde el seno de su madre será lleno del Espíritu Santo;
Luk 1:16 y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor su Dios,
Luk 1:17 y caminará delante del mismo en el espíritu y el poder de Elías para convertir el corazón de los padres a los hijos, y los rebeldes a los sentimientos de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Luk 1:18 Dijo Zacarías al ángel: “¿Y qué señal tendré de esto? Porque yo soy ya viejo, y mi mujer avanzada en edad”.
Luk 1:19 El ángel le contestó, diciendo: “Yo soy Gabriel, que asisto ante Dios, y he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena nueva.
Luk 1:20 He aquí que tú estarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto se cumpla, por cuanto no has creído en mis palabras, que se cumplirán en su tiempo”.
Luk 1:21 El pueblo esperaba a Zacarías y se maravillaba de que se retardase en el templo.
Luk 1:22 Cuando salió no podía hablar, por donde conocieron que había tenido alguna visión en el Templo. Él les hacía señas, pues se había quedado mudo.
Luk 1:24 Y después de algunos días concibió Isabel, su mujer, que se ocultó durante cinco meses, diciendo:
Luk 1:25 «He aquí lo que ha hecho conmigo el Señor, acordando quitar mi oprobio entre los hombres». 

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Tu mujer Isabel te dará un hijo: Juan

Esta fe, esta fe; la del sacerdote Zacarías y la tuya. Sí, también tú, a ti de lo digo. Es muy fácil creer en que Dios hizo el milagro a Zacarías y a Isabel, al concederle este hijo deseado, Juan, llamado Juan el Bautista, cuando ya sabemos todos que realmente pasó este hijo de la mujer estéril por el mundo.

A ver si te vas a quedar mudo, hasta que no veas cómo Dios te hace el milagro que tanto le pides. ¿Que no quieres quedarte mudo? Entonces, ¿Por qué pides a Dios, y luego no crees que te será dada tu petición?

Aclárate, y pon los puntos sobre las ies, para que no tengas que quedarte mudo, mientras Dios prepara el tiempo de hacerte el milagro.

¡Claro que castiga Dios!

A lo mejor, ahora que te ves incapaz de proclamar tu fe, es porque estás castigado, mientras pasa este tiempo en que Dios va a concederte el milagro que tan asiduamente le has venido pidiendo desde hace tanto tiempo. ¿Ves? Estás castigado, y tú no te habías enterado. Porque todo aquel que no vive castigado, ése proclama su fe en el Evangelio, cumpliendo el mismo en sí mismo, y siendo buen ejemplo y hablando de la bondad de Jesús, que es hijo de María. Todos estos que silencian a María como Madre de Dios, y no la bendicen ni la ensalzan, todos vosotros, ¡estáis castigados!, como Dios castigó a Zacarías, porque dudó de la palabra del Ángel. Y tú dudas de la misma Sagrada Biblia, que habla ya en el Antiguo Testamento, de María, la joven virgen judía, la que sería y fue la Madre de Dios.

Sí vuelvo a eso, y volveré cada vez que necesites oírme decirte que María es la Madre de Dios, y que por eso tiene el mérito de corredentora. Y, ¡no huyas!, no tengas miedo de que una criatura humana como tú, te haya salvado de la muerte, por ser Madre del mismo Verbo encarnado.

Te lo volveré a decir siempre que necesites oírlo, porque es preciso y es bueno, que seas humilde y, como María, digas “Sí” a la historia de Dios que quiere hacerse en ti; y mientras no aceptes a María, y mientras no comas el Cuerpo de Cristo, no podrás ser santo e ir directo al Cielo Eterno. No digo que no te salves, porque salvado puedes serlo, ya que María es corredentora con su Hijo, Dios mismo, Jesús, de tu desgracia de no ser humilde y creer.

Anda, ¡no te enfades conmigo! Si te quiero mucho.

Pax.

P. Jesús

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