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15 de diciembre de 2018

Sábado 15 de Diciembre de 2.018

Tiempo de adviento /2º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 17, 10-13

Haz caso de los Profetas

10Le preguntaron (a Jesús) los discípulos: ¿Cómo, pues, dicen los escribas que Elías tiene que venir primero? 11Él respondió: Elías, en verdad, está para llegar, y restablecerá todo. 12Sin embargo, yo os digo: Elías ha venido ya, y no le reconocieron; antes hicieron con él lo que quisieron; de la misma manera, el Hijo del hombre tiene que padecer de parte de ellos. 13Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Haz caso de los Profetas

San Juan Bautista, esa voz en tu desierto, en esta aridez de tu falta de fe, lee en el Evangelio que te dice… que viene alguien después de él…

Lee y aprende, y no digas que Dios no te ama, ¡ni lo pienses!, porque Dios vino al mundo, ¡por ti!, precisamente por ti, y por eso estás tú en este mundo, para encontrarte con Jesús, Dios, para unirte con Jesús, Dios, por el bautismo, por los sacramentos, por tu oración, y si quieres más, ¡por tu consagración al Divino Amor!

No te quedes con menos, pudiendo tener más cerca de ti a Jesús, a Dios; únete a la Santísima Trinidad, Un solo Dios, consagrándote al Amor, a unirte en la potencia de amar y amando a Dios, ames con Dios y en voluntad de amor, a todos los de tu casa, a tu cónyuge, a tus hijos, a tus suegros, padres, hermanos, porque el consagrado, por su consagración, renuncia con voluntad firme al pecado y vive con firmeza la caridad, con la total belleza de hacer en la tierra su cielo, Allí donde sólo se amará a Dios; ya aquí, se puede entrenar uno a hacerlo, consagrándose a Dios y siendo de Dios, sobre todas las cosas y personas, y siendo así, ama a los suyos con ese amor misericordioso que proviene, que viene de Dios, y sin hacer mal a nadie, hace bien a todos.

Todos aman al verdadero consagrado, porque todo él, es del Amor, de Dios, y se llena de Dios, de Amor; siendo casado, siendo esposo-a, puede uno ser totalmente de Dios y disfrutar de la vida, porque la voluntad está en la consagración, en vivir la obediencia a Dios; por lo cual, no se queja de nada, y se esfuerza para hacerlo todo bien; vive la pobreza, quitándose cosas licitas y dándoselas a los demás, empezando por el cónyuge, los hijos, los padres, hermanos y familiares, y, en vez de castidad, vive el amor conyugal, como ser humano normal y sano, amando a su cónyuge, entregando amor y recibiendo amor, y, en cuanto al amor sexual, es un amor sano y santo, unido a lo natural de ser esta manera de amar para expresar el amor, siempre que uno de los dos quiera, para el bien del matrimonio, que tener un matrimonio válido, es usar del amor sexual, sea en la noche de bodas, sea en noche de lluvia, sea en noches serenas, porque cuando hay tormentas, unidos dos en uno, por la fuerza del amor, pasan éstas y llega el alba, con más amor que el día anterior. El amor de esposos se aumenta por la entrega. Como por la consagración a Dios, por ser un laico casado y consagrado, las obras de la fe son muchas más que el sólo bautizado; la unión hace la fuerza, y cuanta más oración, más fe, como cuanta más unión sexual esponsal-matrimonial, más fidelidad, más confianza, más felicidad. El amor tiene una cosa maravillosa, que cuanto más uno ama, más amor recibe, sea de Dios o de quién tenga capacidad de amar.

Ser un laico casado y consagrado, es en verdad una gran felicidad para Dios y para ti, y para todos los que te van a tratar, porque notarán que tu consagración personal, será fuente de muchas alegrías entre con que te traten, porque a cada uno tratarás como si trataras a Dios, cosa que todo cristiano tiene que hacer, pero pocos se acuerdan de hacerlo, o no lo hacen siempre, porque viene la tentación y se les olvida que son cristianos; en cambio, el consagrado siempre tiene presente que libremente decide obedecer a Dios, confiar en Dios, unirse a Dios y salir al mundo, llevándolo en su corazón y esparciendo su amor, con su manera de ser y de vivir la fe.

Quisiera que tuvieras como regalo de Navidad, el estar cerca, el vivir cerca de un casado consagrado a Dios; tu vida cambiaría, porque una persona consagrada y casada, tiene mucho amor por dar al mundo, el que recibe de su cónyuge, de sus hijos y familia, unido al que recibe de Dios mismo, Jesús, por su consagración. ¡Ojalá te encontraras esta Navidad con una persona así de especial y maravillosa!, y quizás, si quieres, tú puedes serlo para los demás; pero esto va en serio, no sólo uno se consagra a Dios con palabras y voluntad, sino que hace hechos concretos de esta consagración al Divino Amor.

Ya os hablaré de ello mañana, de las obras del consagrado.

P. Jesús

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