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11 de octubre de 2020

Domingo 11 de Octubre de 2.020

Tiempo Ordinario/28º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 22, 1-10

Valor de ley

1Tomó Jesús de nuevo la palabra y les habló (a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo) en parábolas, diciendo: 2El reino de los cielos es semejante a un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo. 3Envió a sus criados a llamar a los invitados a las bodas, pero éstos no quisieron venir. 4De nuevo envió a otros siervos, ordenándoles: Decid a los invitados: Mi comida está preparada; los becerros y cebones, muertos; todo está pronto; venid a las bodas. 5Pero ellos, desdeñosos, se fueron, quién a su campo, quién a su negocio. 6Otros, agarrando a los siervos, los ultrajaron y les dieron muerte. 7El rey, montando en cólera, envió sus ejércitos, hizo matar a aquellos asesinos y dio su ciudad a las llamas. 8Después dijo a sus siervos: El banquete está dispuesto, pero los invitados no eran dignos. 9Id, pues, a las salidas de los caminos, y a cuantos encontréis llamadlos a las bodas. 10Salieron a los caminos los siervos y reunieron a cuantos encontraron, malosy buenos, y la sala de bodas quedó llena de convidados.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Valor de ley

Tienes un Dios que te valora, Él es el Rey y tú estás invitado a la boda de su Hijo, que se llama Jesús, y es el Mesías, el Cristo.

Dios ha pedido a sus sirvientes, a los obispos, a los sacerdotes, ¡a ellos!, que vengan a buscarte a ti por las calles, por las plazas, en los campos y en las montañas y ciudades; en todo lugar donde puedas estar, ya en el mar, o bajo tierra o entre nubes, si eres piloto.

Dios te quiere en su fiesta, así que, ¿por qué no acudir a la boda?, ¿o es que como los ricos de aquel tiempo, como los invitados, esos que le conocían, tienes otras cosas mejores que hacer?…

Ya no hay dinero, ¿qué puede apartarte de Dios?, porque bien dijo el Señor: “no se puede amar a Dios y al dinero”… ¡Qué mala fama tiene el pobre dinero por sí sólo!, pero cuán bueno es el dinero ganado con esfuerzo, sirviendo a Dios, ofreciendo tu vida, tu labor para mayor Gloria de Dios, y bien hecho, sin trampas, sin abusos, sin perder de vista el cumplimiento de la Ley de Dios; digo, cuánto bien hace entonces el dinero, dando pan al necesitado, porque Dios dice que tienes que amar a tus semejantes como a ti mismo; entonces, si tú te ocupas del pan que necesitas, el físico y el espiritual, y lo compras con dinero ganado con tu esfuerzo, siendo bueno y haciendo siempre el bien, entonces es bueno, muy bueno, que con tu dinero compres para otros.

El valor que tiene la Ley de Dios: vales lo que vale el contenido de tu corazón. ¡Ya sabes!, eso que Dios ya sabe, sí, lo que tienes en tu corazón.

El valor de lo que vales, es cuanto más persona seas, y se es más persona cuanto más uno cumple con la Ley de Dios, que es la que rige el bien y el mal, lo bueno o lo malo.

Ahora que no hay dinero, ahora muchos más podrán ir a la boda en la fiesta que Dios te invita, ¡la boda de su Hijo!, ¡la Eucaristía!

Vamos, vamos… ve a Misa.

La Misa tiene valor de Ley. Otro día os contaré el valor de la Santa Misa, pero esto ya queda pendiente para el año que viene, porque son meditaciones largas. Mañana os hablaré de la enfermedad, del sufrimiento. ¡Os espero!

P. Jesús
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