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4 de agosto de 2016

Jueves 4 de Agosto de 2.016

Evangelio:

San Mateo 16, 13-23

Las llaves del Reino

Mat 16:13 Viniendo Jesús a los términos de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»
Mat 16:14 Ellos contestaron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas».
Mat 16:15 Y Él les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Mat 16:16 Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Mat 16:17 Y Jesús, respondiendo, dijo: «Bienaventurado tú, Simón Bar Yona, porque no es la carne ni la sangre quien eso e ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos.
Mat 16:18 Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Mat 16:19 Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos».
Mat 16:20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Mesías.
Mat 16:21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día resucitar.
Mat 16:22 Pedro, tomándole aparte, se puso a amonestarle, diciendo: «No quiera Dios, Señor, que esto suceda».
Mat 16:23 Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: «Retírate de mí, Satanás; tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Las llaves del Reino

Quiere, el que tiene vocación al santo matrimonio, construir su hogar semejante el Reino Celestial, y para esto necesita de los sacramentos, porque la paz viene de Dios, y si quieres un hogar lleno de paz, amor y alegría, eso sólo puede dártelo Dios; así, que si quieres lo que Dios posee, tendrás que buscarlo en su Iglesia, en la verdadera y única Iglesia de Dios, la Católica, Apostólica y Romana.

La fe es un regalo de Dios, que con la voluntad personal, las obras de piedad y caridad, mantienen despierta, alerta, y llena del gozo que da el esfuerzo personal, unido a la Gracia de Dios.

Cuando dos se aman y construyen su hogar con las bases del sacramento matrimonial, no hay tormenta ni nada extraño a la pareja, que pueda separarla de su amor conyugal, porque el amor es la forma y manera en que se expresa la fe, la caridad. Cuando el amor es verdadero, es caridad, y en los esposos, además, es el cumplimiento fiel del deber de estado, que es la unión indisoluble de dos personas en una, tanto físicamente como espiritualmente, porque el barco del amor es para la santidad de cada uno de los dos y de los hijos de este mismo amor, que es creador, que es indisoluble, y que permite y quiere y desea que Dios sea quien lleve el timón.

Un matrimonio donde la prioridad de ambos es hacer la voluntad de Dios, es como un barco que llegará a puerto, al Reino de los Cielos.

Y eso quieren los cónyuges, salvarse, juntos y unidos; llegar, ellos y sus hijos, al Reino Celestial y tener una vida llena de felicidad, la felicidad que da seguir a Dios, cumplir con Dios, saber y hacer su voluntad.

Muchos no saben cuál es la voluntad de Dios, por esto fracasan en su matrimonio.

P. Jesús

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