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3 de agosto de 2016

Miércoles 3 de Agosto de 2.016

Evangelio:

San Mateo 15, 21-28

La mujer cananea

Mat 15:21 Saliendo de allí Jesús se retiró a los términos de Tiro y de Sidón.
Mat 15:22 Una mujer cananea saliendo de aquellos lugares comenzó a gritar, diciendo: «Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David; mi hija es malamente atormentada del demonio».
Mat 15:23 Pero Él no le contestaba palabra. Los discípulos se le acercaron y le rogaron, diciendo: «Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros».
Mat 15:24 Él respondió y dijo: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel».
Mat 15:25 Mas ella, acercándose, se postró ante Él, diciendo: «¡Señor, socórreme!»
Mat 15:26 Contestó Él y dijo: «No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojarlo a los perrillos».
Mat 15:27 Mas ella dijo: «Cierto, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores».
Mat 15:28 Entonces Jesús le dijo: «¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como tú quieres». Y desde aquella hora quedó curada su hija.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La mujer cananea

¡Señor, ayúdame! Pídeselo a Dios, a Jesús, con humildad, con necesidad, sabiendo que sólo Él puede librarte de ésta, porque sólo Dios tiene palabras de Vida Eterna.

Hay algunos, algunas, que en cuanto al asunto del dinero, eso no creen que sea incumbencia de Dios, sino que antes son capaces de vender su alma al diablo, con tal de llegar a fin de mes. Y así un mes y otro, y llegan al fin de su vida, y puede que tengan o no dinero, pero lo que no tienen es Vida Eterna, porque no se puede servir a dos señores a la vez, a Dios y al dinero.

Hay quien dice, ahora, primero, hago el dinero, y luego, cuando esté bien, dejaré mis “trapos sucios” y me uniré a vivir una vida con Dios, una vida espiritual, que me llenará de dicha, y ya tendré mis necesidades cubiertas. ¡Necios!

Dios no es el amante, Dios es el Esposo. Y es un Esposo rico, pero que permite que Satanás te pruebe, para saber hasta dónde le eres fiel.

¡Ramera! No te prostituyas, que Dios, tu Esposo, viene a casa con la bolsa llena, y tú no estarás, y cerrará la puerta, y te vas a quedar afuera por toda la eternidad.

No te asustes de mi lenguaje, hijo, hija, me dejé llevar por la situación de tantos y tantas, que teniendo a un Rey como Dios, van a los despojos y adoran dioses falsos: el dinero, el sexo, la fama, el poder…

Dios permite la prueba, pero no más que la que puedas resistir. ¡Resiste! ¡Sé fiel a Dios y resiste, poniendo tu corazón en las cosas santas! Y llama a Dios, como la mujer cananea, persíguelo ¡gritando! en tu interior, la oración de los santos:  ¡Señor, ayúdame!  ¡Señor, ayúdame!  ¡Señor, ayúdame! ¡Señor, ayúdame!… ¡Señor, ayúdame!…

Y el Señor, Dios, Jesús, va a ayudarte. ¡Seguro! ¡Lo ha hecho siempre!, ¡lo hace siempre!; es Dios.

Si la vida te prueba, acude a Dios.

P. Jesús

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