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29 de octubre de 2017

Domingo 29 de Octubre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 22, 34-40

¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?

Mat 22:34 Los fariseos, oyendo que Jesús había hecho enmudecer a los saduceos, se juntaron en torno a Él,
Mat 22:35 y le preguntó uno de ellos, doctor, tentándole:
Mat 22:36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?».
Mat 22:37 Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente».
Mat 22:38 Este es el más grande y el primer mandamiento.
Mat 22:39 El segundo, semejante a éste, es: «Amarás al prójimo como a ti mismo».
Mat 22:40 De estos dos preceptos penden toda la Ley y los Profetas».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?

Para todos los bautizados, para ti que me lees, el mandamiento principal que tienes que cumplir, y si no lo haces, irás al Infierno eterno, porque no cumplirlo es pecado mortal, es el que Jesús, el Cristo, dijo: -«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento.” Si no somos capaces de cumplir con este mandamiento, de QUERER cumplir con él, de tenerlo siempre presente en la mente y en el corazón, se es reo del Infierno Eterno.

Nada ni nadie, puede pasar por encima del cumplimiento de este mandamiento.

Te pregunto: ¿Has pensado en él, en este mandamiento; en cumplirlo?; ¿estás pendiente de cumplirlo?

Muy seguro que, de intentar cumplirlo, no habría tantas enfermedades en este mundo, porque las enfermedades vienen, muchas veces, por odios, por falta de respeto a uno mismo. Ama a Dios y verás desaparecer muchas dolencias de las que padeces; sobre todo, el cumplimiento de este primer mandamiento, ¡el mayor!, te quita la depresión. No quieres tener depresión, entonces, con todo tu corazón, con toda tu mente y tu alma, ama a Dios sobre todas las cosas y personas.

Y otra cosa más te diré hoy, no, mejor te lo digo mañana; hoy piensa, medita sobre este mandamiento de la Ley de Dios, el MAS IMPORTANTE que tienes que cumplir, para vivir bien y vivir para siempre.

Ama a Dios sobre todas las cosas y personas; sobre ti mismo, sobre tu cónyuge, tus padres, tus hijos, hermanos, familiares, amigos, director espiritual, sobre quien sea; ama profundamente, verdaderamente y en todo momento, a Dios, porque te juegas la vida, la Vida Eterna.

Es de fe.

Es dogma también.

Ama al que tanto te ama, a Dios. Ámale sobre todas las cosas y personas. Olvídate de ti y piensa en Él, en Dios, en Cristo Jesús, que es Dios, y vive imitándole en todo a Él, Dios, que pasó haciendo el bien y sirviendo por amor. Él, que dio la vida por ti; Él, que te salvó y te extiende la mano, mientras te dice: “No estás solo. ¿Qué quieres de Mí?” Anda, dile a Dios, a Jesús, qué quieres.

Yo lo sé, quieres amor.

¿Ves como lo sé? Te conozco bien; eres de los que estoy pendiente siempre, mientras en mi iglesia rezo por ti, para que vengas, para que no te sientas solo ni fracasado, porque amándole tanto como le amas, no has fracasado. Fracasa quien no ama a Dios sobre todas las cosas y personas; ¡éste-a, es el que fracasa!, porque no cumple con su deber, el de amar a Dios sobre todas las cosas y personas.

Dios puso deberes a sus hijos, los 10 mandamientos, y los resumió en dos; y el mayor de los dos, es éste que hoy recordamos, el de amar a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, y en exclusividad.

Pero algunos se preguntan: ¿y qué hago con las cosas de la vida, si amo a Dios sobre todas las cosas?; tengo que trabajar y ganarme el pan, y necesito amor humano, unos brazos que me abracen, unas manos que cojan literalmente las mías…, necesito…

¡Esto ya es egoísmo!, esto ya no es amar sobre todas las cosas. Ya te enseñaré cómo amar la vida, amando a Dios sobre todas las cosas, porque es lo mismo que hizo Jesús, igual como lo hizo Jesús; es cambiar el chip, de mundano, a cristiano-católico. ¡Ya te lo contaré, oh, hijo de la fe, hijo de María, la mujer de la fe!

P. Jesús

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