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29 de mayo de 2024

Miércoles 29 de Mayo de 2.024

Tiempo Ordinario 8

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 10, 32-45

Petición de los hijos de Zebedeo

32Iban (los discípulos) de camino, subiendo hacia Jerusalén; y Jesús iba delante, mientras ellos iban sobrecogidos, siguiéndole medrosos. Tomando de nuevo a los doce, comenzó a declararles lo que había de sucederle. 33Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, 34y se burlarán de Él y le escupirán, y le azotarán y le darán muerte, pero a los tres días resucitará.

35Se acercaron Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que nos hagas lo que vamos a pedirte. 36Díjoles Él: ¿Qué queréis que os haga? 37Ellos le respondieron: Concédenos sentarnos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu gloria. 38Jesús les respondió: ¡No sabéis lo que pedís! ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo he de ser bautizado? 39Le contestaron: Sí que podemos. Les dijo Jesús: El cáliz que yo he de beber, lo beberéis, y con el bautismo con que yo he de ser bautizado, seréis bautizados vosotros; 40pero sentaros a mi diestra o a mi siniestra, no me toca a mí dároslo, sino que es para aquellos para quienes está preparado. 41Los diez, oyendo esto, se enojaron contra Santiago y Juan; 42pero, llamándolos Jesús a sí, les dijo: Ya sabéis cómo los que en las naciones son considerados como príncipes las dominan con imperio, y sus grandes ejercen poder sobre ellas. 43No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; 44y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, 45pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Petición de los hijos de Zebedeo

Tú y todos, como los hijos de Zebedeo, que pidieron un buen lugar para estar en la Eternidad.

Claro que habremos de sufrir un tanto, y un poco más. Pero… pero… hermanos en Cristo, acordémonos de la recompensa; acordémonos de esa vida eterna.

Ay, ya me estoy emocionando. Tanto tiempo vamos a pasar juntos con Dios y María: Toda la vida.

¡Apúntate tú también!, y dile a ese y al otro, que se apunten, porque cuantos más seamos, mejor. ¿O no?

Di que sí. Di que sí.

P. Jesús
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