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27 de agosto de 2023

Domingo 27 de Agosto de 2.023

Tiempo Ordinario/21º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 16, 13-20

¿Qué dicen de ti?

13Viniendo Jesús a los términos de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas. 15Y Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? 16Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 17Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. 18Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Mesías.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Qué dicen de ti?

La gente tiene una idea de ti; eso que algunos llaman crítica, es que la gente te mira, te observa, y hace un análisis de cómo eres; y si eres parecido a ellos, te ven bien, y si eres distinto a ellos, dices que te critican, pero de hecho, ¿qué es la crítica?, el juzgar; pretender vivir sin que te juzguen, sin que la gente que te conozca haga un análisis de ti, esto es imposible, porque todos, todos los que conocen, hacen un análisis; normalmente, la gente se compara, mira tus palabras y tus hechos, y piensa en ellos para darles o no su visto bueno, y esto, a esto muchos lo llaman juzgar, pero Dios, Jesús, sabiendo cómo son todas las personas, no se asusta, no teme a que lo “juzguen”; por eso Él mismo pregunta, con normalidad: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?”; sigue preguntando luego: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?”.

Así que no temas a que te “juzguen”, a que te critiquen; tómatelo como Dios, Jesús, y pregunta: ¿qué dicen de ti?; y aún sabiéndolo, vive con paz, con la paz de saber tú mismo, que te esfuerzas en ser quien quieres ser, y esto es formar tu carácter, adaptar tu personalidad al ideal que quieres ser y puedes ser, porque todos pueden cambiar, también para bien, y ser mejor que antes, si se unen a Dios, en oración y con los sacramentos, apartándose de pecar y del pecador corrupto, yendo por caminos de bien, haciéndolo a todo el mundo, por amor a Dios, por creer que uno puede ser mejor que antes, y serlo cada día, porque cada día Dios da muchas oportunidades al pecador, para arrepentirse, irse a confesar y vivir una vida de honor y honorable, en donde la dignidad no es tener dinero, ni fama, ni poder, sino la máxima es imitar a Jesús, Dios, que vino al mundo a servir y sirvió de tal modo y manera que todos, por Él, y sólo por Él, que es Dios, puede tener la salvación, puede cambiar de vida, y de caminar hacía el Infierno, va en dirección al Cielo.

Tú tienes hoy una oportunidad de cambiar, y de pecador, hacerte virtuoso, por imitar a Dios, a Jesús, que no teme a la crítica, ni a que le juzguen; y le criticaron y le juzgaron y le llegaron a matar, pero Él, fue quien es: Dios de Amor y de Paz, de Bondad y Perfección; y unido a Él, por el bautismo, la confesión, la comunión, la confirmación, puedes, sí, puedes, ser mejor que ayer mismo, y llenar tu vida de alegría, formando tu carácter propio, sin dejar que tu temperamento domine tu vida, porque tú, ¡tú!, puedes ser mejor que ayer. ¡Va!

Hoy domingo, haz una buena confesión y empieza de nuevo, porque dime, ¿qué piensas de ti mismo?… ¿Verdad que esto es lo que duele, lo que realmente duele, y no la crítica o el juzgar de los demás?

Ponte a trabajar en ti mismo, en formar tu carácter, y unido a Jesús, Dios, acceder a la Gracia Santificante, tú, sí, ¡tú!; ¡tú para santo, para santa! No hay felicidad más grande que preguntarte a ti mismo: “¿Quién soy?” y estar contento de tu propia respuesta.

Te deseo lo mejor, la santidad. Llénate de virtudes, de valores y de obras de bondad, también de palabras de caridad. ¡Tú puedes! ¡Va!

P. Jesús
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