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23 de mayo de 2016

Lunes 23 de Mayo de 2.016

Evangelio:

San Marcos 10, 17-27

El peligro de las riquezas

Mar 10:17 Cuando salía Jesús para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?»
Mar 10:18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
Mar 10:19 Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre».
Mar 10:20 Él replicó: «Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia».
Mar 10:21 Y Jesús fijó en él su mirada con cariño. Y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme».
Mar 10:22 Pero él, afligido por estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
Mar 10:23 Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos: «¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!»
Mar 10:24 Los discípulos se quedaron impresionados por sus palabras. Y hablándoles de nuevo, dijo Jesús: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
Mar 10:25 Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios».
Mar 10:26 Y ellos se quedaron aún más asombrados diciéndose unos a otros: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Mar 10:27 Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El peligro de las riquezas

No tengas miedo a las riquezas, a menos que las adquieras haciendo el mal y lo malo, a menos que con ellas no hagas maldades.

Toda persona es digna de recibir el pago a su trabajo honrado, todos podéis y debéis trabajar bien para recibir un mejor salario. Y todo lo que hagas, hazlo por amor a Dios, y Dios proveerá.

Aunque tuvieras un jefe, tú sirve, con tu trabajo bien hecho, a tu Amo, a Dios mismo, por quien debes vivir y hacer todas las cosas de esta vida. Y siendo así, si tu jefe no fuera bueno, recibirás el pago de tu labor directamente de Dios, y aunque tu jefe fuera bueno, siéndolo, ya es un pago de Dios para ti, que le ofreces toda tu labor, ya sea en tu trabajo laboral, social, familiar o de caridad.

Confía en Dios y hazlo todo para agradarle, para servirle, para demostrarle a Él, a Dios mismo, cuánto lo amas.

Haz todas las cosas bien.

Y da, da del dinero que recibes de tu buen trabajo, da a tus semejantes en nombre de Dios, que es quien ha permitido que todo sea un bien para ti.

Para Dios no hay nada imposible, puede hacer de ti un santo, permitiendo que tengas trabajo y dinero, y bienes heredados. Todo es un bien y bueno, para los buenos que hacen el bien.

Saca de la vida lo mejor, para ofrecérselo a Dios, y Dios te dará más, porque necesita que, personas como tú, ayuden a los demás, empezando por la familia.

No es malo el dinero, lo malo es la maldad del corazón del usurero, del soberbio y egoísta; pero al humilde, Dios le da, y le da en abundancia, para el bien de los demás, que reciben caridad de los que reciben por Caridad.

Dios lo puede hacer todo, puede hacer que tus bienes te llenen de alegría.

¡Viva Dios, que vive en ti!

P. Jesús

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