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21 de diciembre de 2020

Lunes 21 de Diciembre de 2.020

Tiempo de Adviento/4º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 1, 39-45

La visitación de Isabel

39En aquellos días se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una ciudad de Judá, 40y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41Así que oyó Isabel el saludo de María, exultó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo, 42y clamó con voz fuerte: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!43¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno. 45Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte del Señor.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La visitación de Isabel

Llena del Espíritu Santo, no es lo mismo que plena de Gracia. María es y era plena de Gracia, y Santa Isabel, al ver a María, se llenó del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo da sabiduría, la Gracia te hace sabia, vivir sabiamente, como vivió María, que sabiamente dijo “Sí” a ser la esclava de Dios. El Espíritu Santo te puede llenar de fe y, por tu fe, decides decir “Sí” a Dios, a ser esclavo, esclava de Dios. Pero la Gracia en que vivía y vive María, la llena de Gracia, le hizo querer saber y, en plena facultad total de su ser humano integral, cuerpo y alma, decir “Sí”, con todas las consecuencias, a Dios, en su petición a través y con el Arcángel Gabriel, de ser la Madre de Dios.

La plena Gracia es la plenitud del alma en el cuerpo.

Estar llena del Espíritu Santo, como se llenó Isabel, es tener la visión de la fe en la inteligencia humana, y saber, por la fe, lo que María sabía por la Gracia de su pureza, tal que la inteligencia casi no es necesaria, porque vive el alma en todo el cuerpo, tanto en la inteligencia como en el corazón y en las obras de la persona, que está toda ella, en todas sus partes, tanto espirituales como físicas, plenas de Dios en el Alma, que es y que creó y crea a cada ser, pero que en María, no traspasó el pecado original la esencia física, sino que, por la sublime belleza de ser preservada de todo mal, toda Ella es Gratia Plena.

P. Jesús

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