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18 de octubre de 2016

Martes 18 de Octubre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 10, 1-9

Cadenas de Amor

Luk 10:1 Designó Jesús a otros setenta y dos y los envió, de dos en dos, delante de sí, a toda ciudad y lugar adonde Él había de venir,
Luk 10:2 y les dijo: «La mies es mucha y los obreros pocos; rogad, pues, al amo de la mies, mande obreros a su mies.
Luk 10:3 Id, yo os envío como corderos en medio de lobos.
Luk 10:4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias, y a nadie saludéis por el camino.
Luk 10:5 En cualquier casa en que entréis, decid primero: «La paz sea con esta casa».
Luk 10:6 Si hubiere en ella un hijo de la paz, descansará sobre él vuestra paz; si no, se volverá a vosotros.
Luk 10:7 Permaneced en esa casa y comed y bebed lo que os sirvieren, porque el obrero es digno de su salario. No vayáis de casa en casa.
Luk 10:8 En cualquier ciudad en que entrareis y os recibieren, comed lo que os fuere servido,
Luk 10:9 y curad a los enfermos que en ella hubiere, y decidles: «El Reino de Dios está cerca de vosotros»».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Cadenas de Amor

Dios, que inventó el amor, que es Amor y te ama, te pide que aceptes su amor, lo vivas, lo sientas y lo propagues, ¡con toda tu alma!

Haz cadenas de amor.

Como Dios fue al Padre, y el Padre envió al mundo al Consolador, a Dios Espíritu Santo, ¡al Amor!, tú, con el amor de Dios que vive en ti, consuela a todos, consuela a buenos y malos. A los buenos, de la maldad de los malos, y a los malos, de su propia maldad, porque el amor, ante todo, es consolador.

Consolar no es ir dando la razón y alentando la venganza, el odio, el rencor. Consolar es ayudar a aceptar la realidad; consolar es no hablar mal de nadie, es rezar por el malo y por el bueno, es aceptar que en este mundo, el bien y el mal viven juntos, y por el mal hay el bien, muchas veces. Porque el mal y del mal, sale el bien para los que aman a Dios con sinceridad.

La sinceridad de amar a Dios, lleva a uno a amar a Dios aceptando su Providencia, y en su Providencia está que Dios da libertad a todos, incluso al mal y a los malos, que con su maldad hacen bien a los buenos, que al recibir el mal, lo aceptan, sin entenderlo, pero teniendo su fe puesta en Dios, comprenden porqué aceptar la realidad de lo que Dios permite y no darle más vueltas, es lo que hacen los religiosos, que obedecen, que la regla de la obediencia está inscrita en la Divina Providencia.

¡No rompas la cadena de amor que Dios empezó en su Cruz!, ¡sigue con ella!, aceptando los dolores del amor, porque el que ama, sufre, como sufrió Jesús, pero recuerda también, querido amigo, estimada amiga, que quien sabe sufrir es un rey, como Cristo fue proclamado Rey en su Cruz, por su dolor aceptado y valorado por Dios, como redención de los hombres, como salvación de los hombres. Tú, con tu sufrimiento, avanzas con tu cruz, unido a la cadena de amor, con que Dios fue entronado Rey.

Un rey es quien une al pueblo en sí, y vela por el pueblo, y el pueblo se une a él y paga sus impuestos. Dios exige caridad, ¡págale, y vive en paz!

Sigue con la cadena de amor. Como los apóstoles, que fueron de dos en dos delante de Él, tú vas delante del Señor; tú, con tu ejemplo y palabras de caridad, preparas en los corazones de quienes te conocen, LA LLEGADA DE DIOS.

Sigue con la Cadena de Amor.

¡Adelante!

P. Jesús

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