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18 de agosto de 2022

Jueves 18 de Agosto de 2.022

Tiempo ordinario/21º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 22, 1-5.8-14

Estás invitado al banquete

1Tomó Jesús de nuevo la palabra y les habló en parábolas, diciendo: 2El reino de los cielos es semejante a un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo. 3Envió a sus criados a llamar a los invitados a las bodas, pero éstos no quisieron venir. 4De nuevo envió a otros siervos, ordenándoles: Decid a los invitados: Mi comida está preparada; los becerros y cebones, muertos; todo está pronto; venid a las bodas. 5Pero ellos, desdeñosos, se fueron, quién a su campo, quién a su negocio. 8Después dijo a sus siervos: El banquete está dispuesto, pero los invitados no eran dignos. 9Id, pues, a las salidas de los caminos, y a cuantos encontréis llamadlos a las bodas. 10Salieron a los caminos los siervos y reunieron a cuantos encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas quedó llena de convidados. 11Entrando el rey para ver a los que estaban a la mesa, vio allí a un hombre que no llevaba traje de boda, 12y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? El enmudeció. 13Entonces el rey dijo a sus ministros: Atadle de pies y manos y arrojadle a las tinieblas exteriores; allí habrá llanto y crujir de dientes. 14Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Estás invitado al banquete

Hay un banquete que puede celebrarse sin ti, aún estando invitado. Para ir, necesitas un vestido nuevo, el del perdón de tus pecados, por haberlos confesado, y bordado todo él, en la fe, en la doctrina católica.

Yo, de ti, en serio, piénsatelo, medita lo que es la vida, y lo que te llevas de ésta; yo, de ti, renunciaría a lo malo para tener todo lo bueno, y es prepararte bien para acudir al banquete, porque se abrirán los cielos y se cerrarán para siempre jamás. Lucha por tu vida eterna, porque ésta es un paso, y allí es el baile de la felicidad para siempre jamás.

Te lo digo a ti, estás invitado al banquete.

P. Jesús

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