Viernes 16 de Marzo de 2.018
4.º de Cuaresma
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Evangelio:
San Juan 7, 1-2.10.25-30 Jesús enseñando en el Templo 1Andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea, porque los judíos le buscaban para darle muerte. 2Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos. 10Una vez que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces subió Él también, no manifiestamente, sino en secreto. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Jesús enseñando en el Templo Las autoridades eclesiásticas van con mucha precaución porque defienden la fe. Tienen la difícil tarea de mantener en uno, el rebaño de Dios: a los elegidos. Por eso mismo, como dicen bien, todas las cosas referentes a la Iglesia, van despacio, porque se necesita de obras para ver la fe, para ver quién es quien. Hay muchos ¡y muchas!, que se enamoran muy rápidamente de una persona, sin conocerla bien, y luego resulta que no saben bien a quién han entregado su corazón, algo tan importante como es el corazón, porque Dios dice que es por lo que tiene uno en su corazón, por lo que peca o se santifica. Mira bien a quién tienes en tu corazón, no sea que te haga pecar, más que ayudarte a ser mejor, bajo la doctrina católica. Hay que saber la doctrina católica, hay que saber lo que dicen las autoridades eclesiásticas que debes creer, porque puede que vengan los que engañan, esos lobos disfrazados de ovejas, y dejes la Santa Iglesia para irte con lo que no es la Verdad. ¡Dios sólo fundó una Iglesia!, la Católica, Apostólica y Romana. Tú, ¡estás en la Casa del Padre!, ¡no te vayas!, porque terminarás cuidando de cerdos para vivir, como le ocurrió al hijo pródigo; teniendo pan en Casa, vas a pasar hambre y soledad, si dejas la Verdad. ¡Quédate! P. Jesús © copyright |