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15 de septiembre de 2019

Domingo 15 de Septiembre de 2.019

Tiempo Ordinario /24º – Nuestra Seññora, la Virgen de los dolores

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 15, 1-10

Jesús, Dios, come con los pecadores

1Se acercaban a Él (Jesús) todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos.

3Propúsoles esta parábola, diciendo: 4¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto y vaya en busca de la perdida hasta que la halle? 5Y, una vez hallada, la pone alegre sobre sus hombros, 6y, vuelto a casa, convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida. 7Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia.

8¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si pierde una, no enciende la luz, barre la casa y busca cuidadosamente hasta hallarla? 9Y, una vez hallada, convoca a las amigas y vecinas, diciendo: Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma, que había perdido. 10Tal os digo que será la alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Jesús, Dios, come con los pecadores

Todos los católicos son pecadores, y Jesús, Dios, se hace su Pan para que coman ellos, los pecadores católicos, arrepentidos de sus pecados y confesados, antes de ir a comer el Pan, antes de ir a unirse con Cristo. Y aunque los pecados les son perdonados a los católicos que se confiesan y cumplen con la penitencia, digámoslo claro, los católicos son pecadores, pecadores que se han confesado.

Dios, Jesús, sigue uniéndose a los pecadores, porque NI UNO no es pecador, todos son pecadores, todos los católicos son pecadores, todos pecan y van a confesarse y se les perdona el pecado.

Esos católicos que se creen mejores que otros, no lo son, sólo que por la Gracia de Dios, ellos pueden ir a confesarse y Dios les perdona siempre, ¡siempre!, siempre que tengan dolor de sus pecados, siempre que no tengan intención de volver a pecar, siempre que aborrezcan el pecado y quieran la santidad. Los católicos que no cumplan los requisitos para una buena confesión, aunque pasen por el confesonario, estos siguen en pecado mortal, es decir, van a ir al Infierno, porque los pecados mortales llevan a las almas al Infierno; por los veniales, puede un alma ir al Purgatorio, pero para los que se confiesan sin dolor de sus pecados, sin querer cambiar de vida, esos van al Infierno, porque no se les perdona el pecado; Dios, que todo lo ve, lo sabe todo. No engañan a Dios. Nadie engaña a Dios; la cara y gestos de piedad, no son nada si no van unidos a un sincero arrepentimiento de los pecados, ¡con dolor!, y con ganas de no volver a pecar, es decir, ¡que harás lo que sea para no pecar!, que te apartarás de la ocasión de pecar y que no quieres cometer ningún pecado; sólo así, uno se purifica verdaderamente para recibir a Dios en la Eucaristía.

Mira de no pecar yendo a comulgar, sin antes repudiar tu pecado, tener dolor de él, no queriendo cometerlo ¡nunca más!, y yendo a confesarlo. Así se hacen los santos, recibiendo los sacramentos.

P. Jesús
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