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14 de agosto de 2021

Sábado 14 de Agosto de 2.021

Tiempo ordinario 19º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 19, 13-15

El corazón de los niños

13Entonces le fueron presentados (a Jesús) unos niños para que les impusiera las manos y orase; y como los reprendieran los discípulos, 14díjoles Jesús: Dejad a los niños y no les impidáis acercarse a mí, porque de los tales es el reino de los cielos. 15Y, habiéndoles impuesto las manos, se fue de allí.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El corazón de los niños

Y sigo con el tema de ayer, con ese duro corazón de algunos, que no quieren, que no saben perdonar.

¡Amigos!, hermanos en Cristo, ¡os amo en Dios y con Dios!, y siento que se me llena el corazón de alegría al pensar en vosotros, en ti, que sé que me estás leyendo, que sé que te gusta leer, cada día, el Evangelio y mis meditaciones. Sé que notas que te quiero de verdad, ¡porque es de verdad que te quiero tanto!, y se me llena de lágrimas el corazón al saber que me necesitas, que fue bueno que me hiciera sacerdote por vosotros, que fuera fiel al Padre Dios y os amara como os amo, como hermanos. Mi corazón sufre por ti, porque ¡sufres tanto!, tantas veces, y yo quisiera abrazarte y que sintieras cómo te quiero, con amor de hermanos en Cristo, con la certeza de que si tú sufres, suyo yo y sufren todos los que forman el Cuerpo Místico de Cristo. ¡No nos podemos separar uno de otros!, ¡es imposible!, porque Dios Padre nos ama a todos por igual, con la totalidad de su inmenso e intenso amor de Padre, que deseó que cada uno, que tú, tuvieras vida, y que por eso te creó y vives y… ¡Dios mío!, qué solo te encuentras algunas veces, solo y amargado, porque necesitas amor de hermanos, y te dan palos, sí, ¡te da cada paliza la vida!, ¡lo sé!, ¿no ves cuánto sufro por ti?… por eso me tienes pendiente de ti cada día, porque soy sacerdote CADA DIA, TODOS LOS DIAS DE MI VIDA, las 24 horas de cada día.

El sacerdote está limitado, es imposible que pueda abrazar a todos; unos vivís aquí, otros allí y otros más allá, pero todos, y tú también, eres parte, con Dios, de su amor. Si pudieras entender esto, si te pudiera hacer comprender esto, como un niño amado por sus padres, podrías divertirte en vivir feliz tu vida, aceptando las regañinas de los apóstoles, de los discípulos avanzados de Jesús, el Cristo, Dios Hijo, que te impiden acercarte a la Eucaristía, a Dios en Comunión, y te echan A PALOS de la presencia de Dios, que quiere que te acerques y quiere abrazarte, como abrazó a los niños que bendijo y que no querían que le molestasen. ¡Tú nunca molestas a Dios!, ¡¡¡NUNCA!!!, que te quede claro. ¡Jamás Dios, Jesús, te echa de su lado!, son ésos que te dan palos y, algunos, mal ejemplo; algunos de esos que creen que lo saben todo de Dios y, ¡NO SABEN NADA!; ¡qué van a saber si su corazón está más seco que las dunas de un desierto!, seco y lleno de polvo. Pero tú, tú escúchame a mí, y léeme bien; reléeme, y verás que Dios te ama. Yo no tengo ansias de protagonismo, por eso no quiero que me pongas rostro, ni lugar de residencia, porque quiero que ames al Padre como lo amo yo; y mira que me han dado de palos, e imagínate, ser sacerdote, teniendo hoy en día los sacerdotes tan mala reputación; y es que algunos se la han ganado con su mala conciencia y acciones, todos lo sabemos, pero hay sacerdotes buenos, y otros santos. Y todos esos que, como los apóstoles y los discípulos, no dejaban a los niños acercarse a Dios, a Jesús, y que ni uno se mantuvo fiel al lado de Él ante su muerte, ¡fíjate!, no dejaban a los niños acercársele, y luego le dejan; ¡ya ves tú!, y ¿qué hizo Jesús?, LOS PERDONÓ, es más, murió por ellos, y les entregó, además, su amor más preciado, su Madre Virginal.

Entonces, sé que es duro que perdones a los malos sacerdotes, pero es que si no los perdonas, acusas a los buenos y te apartas de Dios. Y ¿qué será de ti sin querer saber nada de los sacerdotes?, ¿te harás protestante?; y ¿qué crees que son muchos pastores protestantes?, ¿santos?, ¿es que piensas que ellos no pecan?…

Te es más fácil perdonar a los que no son sacerdotes que a los sacerdotes, ¡lo sé!

Entonces sabes que los pastores protestantes no son como los sacerdotes, porque no esperas tanto de ellos como esperas de los sacerdotes; entonces tú mismo reconoces que son los sacerdotes quienes tienen autoridad divina por tener el SACRAMENTO SACERDOTAL. Entonces sabes bien que son los sacerdotes los discípulos avanzados que estaban cerca de Jesús, y que los Obispos y Cardenales, y el mismo Papa son los Apóstoles, y todos abandonaron a Jesús, Dios; y tú, dijo Jesús, Dios, tú que sigues a Dios, vas a tener la vida igual a tu Maestro, entonces, ¿por qué te extrañas de estar solo algunas veces?, ¿por qué te extrañas de recibir palos?… hijo, hija…

Déjame decirte alto y claro, que yo, un sacerdote que quiero pasar anónimo, te amo con Cristo. Y si me vas leyendo sabrás que es cierto, y verás que no todos los sacerdotes van a darte palos, sino que, como yo, muchos te ayudarán a sanar tus heridas, ¡las de esos palos que te han dado!, ¿cómo?, pues siendo intermediarios entre tú y Dios, y, yéndote a confesar, recibir así EL PERDON DE DIOS, y la consolación del mismo Dios Espíritu Santo.

Sé que te han dañado, ¡lo sé!, sacerdotes y laicos, algún religioso y también algunos consagrados, pero ¡qué se vayan ellos de la Iglesia Católica, tú quédate! es la Iglesia que fundó Cristo, y no ningún hombre o rey, como otras religiones, algunas sacadas de la Sagrada Biblia. Tú, ¡que lo sepas!, aunque hay malos eclesiásticos, y algunos te han dado de palos y mal ejemplo, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana es la verdadera. ¡Que se vayan ellos, los malos!

Y tú perdona a todos, como Dios, Jesús, Cristo, hizo, porque a quien tienes que imitar es a Dios y no a ningún fundador o fundadora o sacerdote… Tú, a lo tuyo, a seguir a Cristo y servir de ejemplo para todos, para que nadie tenga que perdonarte nada, porque todos sois parte de Dios.

Nos leemos mañana. ¡Viva! ¡Dios vive gracias al sacerdote!, ¡que lo sepas!, porque el sacerdote Consagra, y tú puedes dejar que Dios te abrace y sentir su amor bajo la acción de la Divina Providencia. Un día te contaré de ella. Oh, tengo tantas cosas maravillosas para contarte. Ahora dejaremos que la persona que teclea mis palabras para ti, descanse, pero a partir de diciembre, ¡vamos a ser felices tú y yo y TODOS, CON DIOS!, tengo maravillas para contarte. ¡Lo felices que vamos a ser!, porque no sólo da placer el sexo lícito, sino que hay placer en las delicias de saber la Verdad de la Vida, y a eso te llevaré con mi fe, con el Evangelio de la fe, a la dicha del bautizado. ¡Qué alegría siento sólo al pensarlo!, al pensar en ti, en vosotros y en todo lo que voy a contaros. ¡Viva el Evangelio!, Palabra de Dios.

Os quiero tanto, ¡¡¡Dios!!!.

P. Jesús

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