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12 de marzo de 2022

Sábado 12 de Marzo de 2.022

Tiempo Cuaresma/1º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 5, 43-48

Amad a vuestros enemigos

(Dijo Jesús a sus discípulos): 43Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.

44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. 46Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen esto también los publicanos? 47Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso también los gentiles? 48Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre, celestial.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Amad a vuestros enemigos

Jesús lo dijo, Dios lo dijo: “Amad a vuestros enemigos”.

Los enemigos son los que te dañan sin tú quererlo, sin tú hacerles nada, sin tú buscártelo.

Pero la fe en Cristo, vivir la fe, acarrea tener enemigos, porque hay personas que van de dios y quieren que los adores a ellos y que hagas su voluntad, lo que ellos creen que es lo mejor para ti o los tuyos. Y así no son las cosas como tienen que ser, porque Dios hizo al hombre, a la persona, libre. ¡Eres libre!

Por esta libertad que tienes, y otros también tienen, por ella vas a tener enemigos de la fe. ¿Has leído la Sagrada Biblia? Desde siempre ha habido personas que han querido y, aún hoy quieren, manipular la libertad; si no es por propia voluntad de uno, quieren aplicar la fuerza; esos son los enemigos de Dios y tuyos, porque realmente van contra Dios, y usan de ti para demostrarle que son hijos de Satanás, de que ellos dicen y repiten como él: “non serviam”.

Los que no quieren servir a Dios, son tus enemigos.

A veces te hacen daño, no tus enemigos, sino los parásitos de tus verdaderos enemigos, que utilizan de otros, mientras ellos se esconden a la sombra de un buen nombre o un buen hombre, que esto también suele pasar. Por eso te pido hijo mío, hija mía, que no tengas rencor, y mucho menos odio, a los que te dañan de frente, a los causantes de tu dolor, porque posiblemente trabajan, queriendo o sin querer, para otro, porque el verdadero enemigo del hombre es Satanás.

Algunos hombres son débiles, se venden por dinero, por favores, por sexo, porque no tienen la alegría de la fe. ¡Qué lástima por ellos! Recemos para que sean libres y usen bien de su libertad para no pecar, sino que, con su libertad, se ganen el Cielo. Tú, no le-s tengas en cuenta sus fechorías contra ti, aunque han sido de muchos años, aunque te han llevado muchas noches por vías del dolor intenso, tú, imita a Jesús y aprende de Él. ¿Qué dijo Jesús ante el dolor y el daño que la causaban sus enemigos? Te lo recuerdo: “No saben lo que hacen”. Aplícate esta respuesta cuando pidas respuestas por todo lo que has pasado, por todo lo que te han hecho pasar: NO SABEN LO QUE HACEN, NO SABÍAN LO QUE HACÍAN.

¡Alegría! tú sabes bien lo que haces y debes hacer: perdonar y no devolver, ¡jamás!, mal por mal, ni por bien. Que a veces pasa, que cuando a uno le dañan, hace daño a otros, al primero que se encuentran, porque el daño recibido les hace devolver mal por bien, o a una persona neutral, que simplemente por las circunstancias, está allí, en los momentos de dolor. Deja que Dios cure tu dolor, acepta a su Madre como tuya, para que Ella, la buena Virgen María, te cubra con sus besos puros las llagas de los sin Dios. Aunque algunos hacen cosas malas en nombre de un dios que no conocen, porque sólo hay un Dios verdadero, y éste pide hacer el bien siempre, repito, SIEMPRE.

La alegría del que acepta las penas de la vida, del que acepta a sus enemigos y las obras de los imperfectos, de los que van contra ti porque sí, y pueden incluso hacer constar motivos muy justos y legales, esos ya lo dijo Cristo, cuando se lo hicieron a Él mismo: “no saben lo que hacen”. Pero tú sí que sabes lo que tienes que hacer, y es perdonarlos. ¿Los perdonas?… Perdónalos ahora que todo ha pasado ya, perdónalos en nombre de Dios, de Jesús, que perdonó a todos sus pecados y les dio, por su sufrimiento y muerte, la entrada a la vida Eterna, a la heredad del Padre: EL AMOR.

No quieras que nadie se quede sin amor, sin el amor de Dios. ¿Qué sería de ellos sin amor? Además de hacerse aún más malos, se perderían en el infierno de una vida vivida aborreciéndose a sí mismos, porque la conciencia no deja a nadie en paz, hasta que no hace lo correcto, lo que tiene que hacer. Puede que vivan muchos aparentemente sin escuchar a su conciencia, pero no es así, porque la conciencia grita y tiene dolores de parto, quiere dar vida a la fe, a la bondad, al perdón. ¡Hay que pedir perdón!, así como hay que perdonar.

¡Alegría para los que viven la fe viva! Amén. Eso te lo deseo a ti, que vivas la fe, que vivas la alegría de tus obras buenas de caridad. Amén.

P. Jesús

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