Miércoles 26 de Julio de 2.017
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Evangelio:
San Mateo 13, 1-9 Tú amabas a Dios Mat 13:1 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Tú amabas a Dios Tú amabas a Dios, tenías fe y practicabas el amor, amando a tu familia, que siempre fue imperfecta, como tú lo eres, lo que unos en unas cosas y otros en otras, cometéis pecado contra Dios, que tanto te ama y ama a tu familia. Cuándo tú amabas a Dios, creías algunas veces, que las cosas te iban peor por amar a Dios; y para no sufrir tanto, dejaste de amarle y te amaste a ti mismo, haciéndote egoísta, soberbio, orgulloso y dictador. Es decir, te hiciste un mal dios, porque sólo hay un Dios, y éste es bueno; todos los demás que van de dios, son malos, porque de Dios sólo hay Uno, Dios Uno y Trino. Dejaste a Dios, dejaste de amarle, y no es que las cosas te fueran bien o mejor, simplemente que, como haces lo que te da la gana, crees que vives mejor por hacerlo, por ser tu propio dios. Pero… ¿y las consecuencias de tu reinado? Dime, cuéntame tu desesperación de hoy, esa desesperación en la que hoy vives, y que suplió a tu tristeza de cuando amabas a Dios. La tristeza no es mala, lo malo es la depresión. Y la depresión, muchas veces, ¡tantas!, esconde al pecado; porque muchos cogen depresión porque no le ocurre en la vida, no le pasa en la vida, lo que quieren que les ocurra y que pase, y que han hecho y hacen obras para que le pase, obras sin Dios, ¡por supuesto!; y cuando uno-a obra sin Dios, ESTÁ EN PECADO. Hay tantas depresiones, que son berrinches intensos porque otros no se someten a tus deseos. Y es que cada uno, en muchos, es dictador de otros, y entonces, ¿quién obedece para hacer feliz al caprichoso dictador egoísta, soberbio y orgulloso? Si tienes depresión en vez de tristeza, ve para la confesión y pon remedio a tu soberbia, porque la esclavitud la abolió Dios, Nuestro Señor Jesucristo, haciéndose siervo de todos y muriendo por todos, al hacer la voluntad de Dios Padre, en el cumplimiento fiel de los 10 mandamientos de la Ley Suprema y Bendita de Dios, que nos hermana a todos y nos hace sociables y socios de Jesús, el Hermano mayor, que no pasó depresión alguna, pero que su tristeza fue tanta, que sudó sangre. Ve al médico del alma, ve al sacerdote católico, y confiésate. Regresará tu tristeza y perderás tu depresión. P. Jesús © copyright |