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Evangelio meditado - 1305. página

2 de septiembre de 2020

Miércoles 2 de Septiembre de 2.020

Tiempo Ordinario/22º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 4, 38-44

Anunciar el Reino de Dios

38Saliendo (Jesús) de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con una gran calentura, y le rogaron por ella. 39Acercándose, mandó a la fiebre, y la fiebre la dejó. Al instante se levantó y les servía.

40Puesto el sol, todos cuantos tenían enfermos de cualquier enfermedad los llevaban a Él, y Él imponiendo a cada uno las manos, los curaba. 41Los demonios salían también de muchos gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero Él los reprendía y no los dejaba hablar, porque conocían que era  Él el Mesías.

42Llegado el día, salió y se fue a un lugar desierto; las muchedumbres le buscaban, y, viniendo hasta Él, le retenían para que no se partiese de ellos. 43Pero Él les dijo: Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado. 44E iba predicando por las sinagogas de Judea.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Anunciar el Reino de Dios

Jesús, Dios, el Hijo de Dios, vino al mundo, naciendo como persona en el cuerpo virgen de María, y siendo su Padre, Dios, para que Dios, siendo uno de nosotros, una persona, anunciara el Reino de Dios, este Reino que espera recibir a los que quieran, a los que acepten la salvación que Dios, Jesús, llevó a cabo, al morir por los pecados del hombre, que le imposibilitaban de acercarse a Dios, como en un principio lo hacían Adán y Eva. Dios vino, se acercó al hombre, que por el pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva, por desobediencia, fueron castigados y excluídos del Paraíso; y Jesús, Dios, vino al mundo a darnos la Buena Nueva de hacer saber a TODOS, que existe realmente y verdaderamente el Reino de Dios, y que puedes ir SI QUIERES, porque por las culpas del pecado que comete el hombre, la persona, no puede tener relación directa con Dios, ¡no puede verle la CARA!, es decir, el hombre no puede estar cara a cara con Dios, porque Dios Padre no puede estar con el pecador; por eso Dios Padre, que nos ama, quiso que su Hijo naciera de una virgen, ¡María!, la llena de Gracia, la que sí que podía contener en su vientre a Dios y darle naturaleza humana, por ser llena de Gracia; y lo fue, por deseo y voluntad de Dios, para que así pudiera venir Él, ¡Dios mismo!, a rescatar a los hombres del pecado y la muerte.

Hay un Dios Padre, en el Cielo, que nos ama y nos quiere a su lado; ¿no oyes su llamada en tu corazón?… Escucha bien, escucha la Palabra de Dios, a Dios mismo, ¡Cristo!, que vino al mundo a reconciliar al ser humano con Dios. ¡Eso sí que es Amor Verdadero! Y ya sabéis la historia: vino Dios al mundo, y su pueblo elegido desde los siglos, lo entregó a los romanos y lo mataron, y por morir en el cuerpo y ser Dios mismo, ¡destruyó la muerte para ti! Alguno puede decir que es muy difícil hacer esto y pasar por esto, pero ES QUE DIOS TE AMA DE VERDAD; ¿qué no harías tú por un hijo al que amaras, por ser hijo tuyo y de la mujer que eligieras entre todas por esposa, la más pura, la más perfecta, la mejor de todas las mujeres de la tierra, ¡María!? Si tú fueras Dios, harías lo mismo por los que amas, les quitarías la muerte, les darías la vida para estar juntos y unidos eternamente. Cuando muere una persona que amas, un hijo, no lo quieres muerto, lo quieres vivo, y Dios quiere lo mismo de ti, porque te ama de verdad, así como eres, con todos tus pecados y errores, con tus imperfecciones y defectos. Tú, a ti, si se te ha muerto un hijo, sé que lo querrías vivo y contigo, ¡siempre contigo!, ¿y te extraña que Dios quiera lo mismo? No, sé que no te extraña, porque tienes fe, esta fe que te salva, por ser tú bautizado, y bautizándote, te libras del pecado original, éste que cometieron los primeros padres; y libre de él, PUEDES IR AL CIELO, por ir a confesarte y a comulgar, por cumplir con los diez mandamientos de la Ley de Dios, por orar, rezar, y practicar la caridad, sirviendo a todos por amor a Dios.

Y esto vino a anunciar Jesús, el Hijo de Dios: que hay un Reino de Dios en los Cielos, donde Dios Padre, ¡tu Padre verdadero!, te espera, y quiere que PARA SIEMPRE JAMÁS, vivas con Él, porque Dios Padre, es un padre de verdad, que no puede vivir sin ti; ¡te ama!, ¡te quiere!, pero quiere que tú le ames, que tú le quieras, que quieras ir a vivir con Él, en su Reino de los Cielos. Y para ir, hay cosas que no puedes hacer, y es pecar, porque el pecado es contrario a lo que es Dios, que es toda Bondad Infinita; y el pecado es egoísmo, es soberbia, es maldad, porque si estudias la Ley de Dios, comprenderás que todo de lo que te priva, es un mal, mal para ti y para los demás.

¡Dios te ama!

¡Dios te quiere a su lado!, a ti, así como eres, si vas con Él, si aceptas la fe católica; por ella, con ella, te perfeccionarás y te salvarás. Ya sé que muchos son católicos y no se perfeccionan y no se salvan, por sus pecados, pero si tú y todos los que aman a Dios sobre todas las cosas y personas, reciben los sacramentos, por su fe, por las obras de su fe, ESOS SE SALVAN.

Hay un Reino de Dios, que Jesús, ¡Cristo!, vino a anunciar. Lee y aprende. Sigue conmigo, amigo-a, y disfruta de saber, de comprender la Verdad, ¡que es MARAVILLOSA! ¡Ay!, amigo-a mío-a, tenemos un Dios Padre, FANTÁSTICO, que mandó a su Hijo, Cristo para salvarte; ¿quieres salvarte y vivir eternamente en el Reino de Dios?; entonces, bautízate cristiano-católico y ve a Misa y cumple los diez mandamientos de la Ley de Dios y los cinco mandatos de la Iglesia; y verás CÓMO TE AMA DIOS; ¡es demasiado!, dirás.

P. Jesús
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