Miércoles 18 de Septiembre de 2.024
Tiempo Ordinario 24º
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Evangelio:
San Lucas 7, 31-35
Amando a Dios
(Dijo Jesús): 31¿A quién, pues, compararé yo a los hombres de esta generación y a quién son semejantes? 32Son semejantes a los muchachos que, sentados en la plaza, invitan a los otros diciendo: Os tocamos la flauta, y no danzasteis; os cantamos lamentaciones, y no llorasteis. 33Porque vino Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decíais: Tiene demonio. 34Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Es comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. 35Y la sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos.
Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)
«Palabra del Señor»
«Gloria a ti Señor Jesús»
Meditación:
Amando a Dios
El que ama a Dios no le juzga, acepta sus hechos pensando que Dios tiene motivos de hacer lo que hace; si va al pecador es por saber lo que contiene su corazón y sabe que se está arrepintiendo de sus pecados.
Dios vino al mundo a servir. ¡No lo olvides, hermano!
No vino Dios a ser un gran caudillo y guerrero; Dios, Jesús, vino al mundo a dar el Amor de Dios, y esto hizo, curando a los enfermos, consolando, ayudando a todos a tener una nueva vida; la vida de la salvación, la vida de saber cómo te ama Dios.
Si supieras cómo te ama Dios, dejarías que Jesús, Dios, viniera a comer a tu casa, sí, a la tuya, pecador.
Todos los hombres son pecadores, y algunos son corruptos.
Por eso vino Dios al mundo, para que los pecadores se confesaran y se salvaran.
Por eso vino Dios al mundo, para que los corruptos dejaran su corrupción y se confesaran de sus pecados.
Dios vino al mundo a dar su Amor. ¿Lo quieres?… Confiésate y no peques más.
P. Jesús
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