Lunes 24 de Junio de 2.024
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Evangelio:
San Lucas 1, 57-66.80
El temor de los que te ven
57Le llegó a Isabel el tiempo de dar a luz, y parió un hijo. 58Oyendo sus vecinos y parientes que el Señor le había mostrado la grandeza de su misericordia, se congratulaban con ella. 59Al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarle con el nombre de su padre, Zacarías. 60Pero la madre tomó la palabra y dijo: No, se llamará Juan. 61Le decían: ¡Si no hay ninguno en tu parentela que se llame con ese nombre! 62Entonces preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamase; 63y pidiendo unas tablillas, escribió: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64Y al instante se abrió su boca (y se soltó) su lengua, y, empezando a hablar bendecía a Dios.
65Se apoderó el temor de todos los vecinos, y en toda la montaña de Judea se contaban todas estas cosas, 66y cuantos las oían, pensativos, se decían: ¿Qué vendrá a ser este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. 67Zacarías, su padre, se llenó del Espíritu Santo y profetizó diciendo:
68Bendito el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, 69y suscitó en favor nuestro un poder salvador en la casa de David, su siervo, 70como había prometido por la boca de sus santos profetas desde antiguo, 71salvándonos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen, 72para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su alianza santa, 73el juramento que juró a Abraham, nuestro padre, darnos; 74para que, sin temor, libres del poder de los enemigos, le sirvamos 75en santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. 76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues tú irás delante del Señor para preparar sus caminos, 77para dar a conocer la salvación a su pueblo, con la remisión de sus pecados; 78por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, en las que nos visitará el (astro) que surge de lo alto, 79para iluminar a los que están sentados en tinieblas y sombras de muerte, para enderezar nuestros pies por el camino de la paz.
80El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y moraba en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)
«Palabra del Señor»
«Gloria a ti Señor Jesús»
Meditación:
El temor de los que te ven
A mí no me engañas, tu fe hace que Dios haga en ti maravillas; y los que te ven tan feliz, se asustan y tienen temor de lo que puede ser de ti, de seguir así. Tú sigue, sigue obrando por y con tu fe, unido a Dios a través de los sacramentos, y ¡disfruta de la vida!
La vida es bella para el que tiene una causa por la que vivir: su fe. Esa causa nunca es perdida, esa causa siempre gana a todas las demás, ¡es santa!
P. Jesús
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