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Evangelios febrero 2020 - 5. página

4 de febrero de 2020

Martes 4 de Febrero de 2.020

Tiempo Ordinario/4º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 5, 22-25.27-30.33-38a.40b-43

Todos necesitan del buen sacerdote

22Llegó uno de los jefes de la sinagoga llamado Jairo de nombre, el cual, al verlo (a Jesús), cayó a sus pies.23Y con muchas palabras le rogaba diciendo: Mi hijita está en las últimas; ven e impónle las manos para que se salve y viva. 24Se fue con él, y le seguía una gran muchedumbre, que le apretaba. 25Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años 27como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por detrás y tocó su vestido; 28pues se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré sana. 29Al punto se secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. 30Luego Jesús, sintiendo en sí mismo la virtud que había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? 33y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante Él, declaróle toda la verdad. 34Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas curada de tu mal. 35Aún estaba Él hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿por qué molestar ya al Maestro? 36Pero, oyendo Jesús lo que decían, dice al jefe de la sinagoga: No temas, ten sólo fe. 37No permitió que nadie le siguiera más que Pedro, Santiago y Juan el hermano de Santiago. 38aLlegados a casa del arquisinagogo, 40by entró donde la niña estaba; 41y tomándola de la mano, le dijo: <<Talitha, qumi>>, que quiere decir: Niña, a ti te lo digo, levántate. 42Y al instante se levantó la niña y echó a andar, pues tenía doce años, quedando ellos fuera de sí, presos de gran estupor. 43Recomendóles mucho que nadie supiera aquello, y mandó que diesen de comer a la niña.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Todos necesitan del buen sacerdote

Lo buscan, le llaman, le escriben, al buen sacerdote de Dios, fiel al Obispo, seguidor del Papa, consolador de todas las personas; porque todos sufren, y él, el sacerdote, reza por todos, ofrece el sacrificio de la Santa Misa por todos, por la salvación de todos, porque todos tengan pan y agua, paz, alivio, justicia y consuelo, fe, esperanza y caridad.

Tú, tú necesitas de un buen sacerdote, y hay, ¡hay!

P. Jesús
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