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Evangelios diciembre 2020 - 3. página

2 de diciembre de 2020

Miércoles 2 de Diciembre de 2.020

Tiempo de Adviento/1º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 15, 29-37

Milagros de Jesús

29Partiendo de allí, vino Jesús cerca del mar de Galilea, y, subiendo a una montaña, se sentó allí. 30Se le acercó una gran muchedumbre, en la que había cojos, mancos, ciegos, mudos y muchos otros, que se echaron a sus pies y los curó. 31La muchedumbre se maravillaba viendo que hablaban los mudos, los mancos sanaban, los cojos andaban y veían los ciegos. Y glorificaban al Dios de Israel.

32Jesús llamó a sí a sus discípulos y dijo: Tengo compasión de la muchedumbre, porque ha ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; no quiero despedirlos ayunos, no sea que desfallezcan en el camino. 33Los discípulos le contestaron: ¿De dónde vamos a sacar en el desierto tantos panes para saciar a tanta muchedumbre? 34Díjoles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete y algunos pececillos. 35Y mandando a la muchedumbre que se recostara en tierra, 36tomó los siete panes y los peces, y, dando gracias, los partió y se los dio a los discípulos, y éstos a la muchedumbre. 37Y comieron todos y se saciaron, y se recogieron de los pedazos que quedaron siete espuertas llenas.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Milagros de Jesús

A Dios, a Jesús, le das mucha pena por tus sufrimientos, por tu falta de pan, y pide, al que tiene fe, que la comparta contigo; y ése, aunque se cree débil en la fe, pone al servicio de Dios lo que tiene, y Dios no necesita más, porque con lo que le damos, da y aumenta nuestra fe y la de todos los demás.

Mira cuántos lisiados y ciegos y cojos, mira cuántos enfermos que han ido a Dios y ahora tienen hambre una vez sanados, una vez abiertos sus ojos, tienen hambre, y Dios, Jesús, siente pena por cada uno de ellos, y no quiere que regresen a su vida y por el camino desfallezcan, porque los ama a todos; todos son amados por Dios, como tú.

Todo lo tuyo dáselo a Dios para que Él, Dios, Jesús, el Mesías que fue carpintero, lo multiplique y la gente no desfallezca.

A ti, que los de tu casa, siendo católicos bautizados, no practican como tú, que, como tú creen, pero te dicen que no hace falta que seas tan radical, a ti hijo, hija, déjame decirte que, siendo el único de tu casa que amas a Dios con el corazón y la mente en las obras de la fe, tengas también, como Jesús tuvo y tiene, pena de los que viviendo bien después de saber, de conocer a Cristo, no tienen nada que comer. Sé que te humillan y te degradan, un día sí y el otro también, porque es peor convivir con personas católicas no practicantes, que con gente de buena fe pero que no creen. Ellos, esos católicos, creen, pero se han hecho la religión a su manera, y hay tantos y tantos que lo hacen así, que ver a un católico coherente con su fe, no les molesta en el sentido de verlo mejor que ellos, ¡no!, al contrario, se sienten tan católicos, sin serlo, que te dicen que estás loco, loca, por llevar tu fe a estos extremos. Creen que se puede vivir en el mundanismo y ser católicos. Y te humillan queriéndote dar lecciones de la misma doctrina, esa que acogen a su manera, y… ¿qué puedes hacer tú, hijo mío, hija mía? ¡Ven a mis brazos y vayamos al pie de la Cruz de Jesús! Allí arrodillados tú y yo, llorando a lágrima viva, digamos y repitamos esta oración: “Que se haga tu voluntad y no la mía… Que se haga tu voluntad y no la mía… Que se haga tu voluntad y no la mía… Que se haga tu voluntad y no la mía… …” Recemos esto hasta que quedemos agotados, y llenos de fe, en que Dios hará Su Voluntad en el momento en que le dejen. Y Dios hará que llegue en la vida de los que amas, la luz de tu fe, en el momento que Dios decida y ellos se dejen. Confía en Cristo, que es Dios, ¡tu Dios!

Este mes te enseñaré a creer, a vivir la fe. Ven… sigamos rezando por la salvación del mundo, alguien tiene que hacerlo, hagámoslo tú y yo.

P. Jesús

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