Martes 25 de Diciembre de 2.018
Tiempo de Navidad/ 1º Día 1 de la Octava de Navidad – Solemnidad de la Natividad del Señor
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Evangelio:
San Juan 1, 1-5.9-14 El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros 1Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. 2Él estaba al principio en Dios. 3Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. 4En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron. 9Era la luz verdadera que, viniendo a este mundo ilumina a todo hombre. 10Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no le conoció. 11Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron. 12Mas a cuantos le recibieron dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre; 13que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios son nacidos. 14Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros Tú quieres ver, quieres saber. Lo sé. Tú necesitas Luz, necesitas a Dios para empezar una nueva vida, para sentirte distinto-a a lo mal que te sientes hoy, ahora; que volviendo la vista atrás, a un año que se va, y en espera de otro que llega, no estás satisfecho-a de todo lo que has hecho; al contrario, quieres cambiar, necesitas ser diferente, porque hoy, ahora, todo lo que has hecho en tu vida, te sabe a vacío, a nada, y no quieres empeorar las cosas, siguiendo igual un año más. Te lo digo en serio, necesitas a Dios en tu vida; lo necesitas desesperadamente, ansiosamente… ¡Estás en peligro de muerte! Y yo sé, tu salvación, dónde está: está en Dios, Nuestro Señor Jesucristo, en el Amado; en el que te ama como eres, y espera que así, como eres ahora, vayas a Él; que está en la Iglesia Católica, y le dejes abrazarte y besarte, al recibirle tú en Comunión, y antes, te llenes de la alegría de su perdón, por todo este pasado que hoy te deprime y quieres dejar… Ve a la Iglesia más próxima y habla con un sacerdote, dile que deseas conocer mejor a Dios, y ve a Misa los domingos. Entra en tu Casa, en la Iglesia de Dios. Dios te espera allí, así como eres, para ayudarte a ser mejor. ¡Haz la prueba! Entrégate un año a Dios; empieza asistiendo a Misa, y lee el Evangelio. ¡Feliz año nuevo! P. Jesús © copyright |