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Evangelios diciembre 2016 - 2. página

1 de diciembre de 2016

Jueves 1 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 7, 21.24-27

La verdadera sabiduría

Mat 7:21 Dijo el Señor a sus discípulos: «No todo el que dice: «¡Señor, Señor!» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
Mat 7:24 Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será como el varón prudente, que edifica su casa sobre roca.
Mat 7:25 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, pero no cayó.
Mat 7:26 Pero el que me oye estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena.
Mat 7:27 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, y cayó con gran ruina».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La verdadera sabiduría

Tú, sé prudente, sé bueno contigo mismo. Sé que necesitas de los demás, de los que amas tanto y que dicen que vivir la fe como tú la vives, es de locos; que ellos también tienen fe y siguen a la Iglesia Católica, pero que no hacen como tú, que quieres hacerte “el notas” con algo tan simple como es ser católico; que uno se bautiza y ya. Luego, lo demás, es ganarte la vida y ser mejor que otros, que la vida va de eso, de trabajo duro y no de tanta oración. Y añaden: “Deja a Dios en el Cielo, y pón los pies en tierra; ¡haz dinero!”

A todos estos que van de sabios, dentro de veinte, treinta o cuarenta años, ese dinero no les va a servir de nada, porque, o serán viejos, o estarán muertos. Habrán pasado su vida, sin pena ni gloria. Es más, hicieron pena, por no dar Gloria a Dios.

Sé que los amas y los necesitas, y quieres que vean las cosas como son, pero… ¡llora, hijo del sangrante corazón de Dios!, ¡¡llora!!, lloremos. Que no se diga que un sacerdote no tiene sentimientos, que los tengo, y te comprendo, oh hijo, hija del Sagrado Corazón de Dios; allí metido estás; en cada Misa, te pongo allí, para que no sufras tánto como sufres, para que sientas el Amor de un Padre bueno, Dios.

Esos que van de sabios y dicen que te pasas en tu amor a Dios, en las obras de tu fe, esos, oh hijo mío, hija mía, pidamos a Dios que te ayude a tranquilizar tus anhelos lícitos de tener su amor y aprobación, porque… verás…, siento decírtelo, pero no te van a aprobar la fe recia que tienes, al contrario, van a querer enseñarte cómo se vive el catolicismo laicista. Sé que hoy, ahora, necesitas de su aprobación, pero, es que no pueden dártela, porque si te la dan, se sentencian a ser malos, y ¿quién quiere ser malo a sabiendas?; pocos, muy pocos. La mayoría, quieren que la bondad tenga dos lados, o tres. Pero la bondad sólo es una, el cumplimiento fiel de los diez mandamientos de la Ley de Dios.

Jesús, Dios, como el Mesías que es, quería que el pueblo elegido comprendiera que Él era Dios, y un Dios de Amor, y no de guerra y para hacer dinero. Pero, no lo entendieron, no lo comprendieron, y Dios siguió con su Misión, la de salvar al mundo. Tú, tú debes también, cumplir con tu misión, la de ayudar a Dios a salvar a tu familia, de esta mediocridad de vida católica. Te eligió a ti para que, siendo fuerte, aguantaras cualquier cosa, y fueras contra corriente, para ayudar a Cristo a salvarlos, porque la vida no va de hacer dinero y gastarlo egoístamente, la vida va de hacer dinero legalmente, moralmente y cristianamente, y dar al necesitado. Ah, pensabas que te diría que un católico sólo vive de oraciones, de ilusiones, sueños y esperanzas. Pues no, se necesita de personas buenas, y fieles católicos, para que, orando y trabajando, hagan rendir sus talentos humanos y, haciendo dinero legalmente, lícitamente, moralmente, por la gracia de Dios, creen puestos de trabajo honrado, donde el que ora para hallar trabajo, pueda tener un jefe que sea un buen y fiel cristiano, y le pague un sueldo bueno, y pueda con él, alimentarse él y su familia; y que, dándote Dios más, des al que lo necesita, y se haga este mundo mejor, en el que confía Dios, y que tú puedes ayudarle. Y si no tienes talento para crear empleo, por lo menos, hagas que el tuyo, tu empleo, sea del agrado de Dios y de tu jefe, para que, haciendo bien tu labor, Dios te premie, y tu jefe te tenga en consideración. ¡Apúntate esta petición que te hago!: Sé un buen católico en todo lo que hagas en tu vida cotidiana, porque la fe va de esto, de obras de la misma.

Va, que sé que sabrás. ¡Adelante con ello, que pronto será Navidad!, y Navidad es el no va más para todo buen cristiano, porque Dios se hizo como tú, uno igual que tú, y todo lo hizo bien. Aprende de Él, de Jesús de Nazaret. Amén.

P. Jesús

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