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24 de septiembre de 2018

Lunes 24 de Septiembre de 2.018

Tiempo Ordinario /25º -Ntra. Sra. de la Merced

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 8, 16-18

Sal con tu fe

(Dijo Jesús a la muchedumbre): 16Nadie, después de haber encendido una lámpara, la cubre con una vasija ni la pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre el candelero, para que los que entren vean. 17Pues nada hay oculto que no haya de descubrirse ni secreto que no haya de conocerse y salir a la luz. 18Mirad, pues, cómo escucháis, porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que parece tener se le quitará.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Sal con tu fe

Hijo, hija, ¡sal con tu fe!, ¡que la vean!

Algunos querrán quitártela, otros la calumniarán, y muchos sentirán en su interior la llama del Amor con que Dios te ama.

Los hijos del mundo hacen muchas cosas por celos, así son ellos. Y si tienen celos de este Amor que vives de Dios, que Dios te da, lo querrán. Dirán: “pero, ¿qué tiene ese-a que yo no tenga?”, y te investigarán. Sus ojos, cual radiografías, invadirán todas tus obras, hablarán de ti y contigo, o con los que te tratan; y tu fe, o les infundirá la suya, o tratarán de quitártela a costa de lo que sea; incluso pueden decirte que te aman, para que caigas en el pecado de un amor humano ilícito, para así probarse a sí mismos, que tu fe era débil y vulnerable, y que por eso, no vale la pena dejar las cosas mundanas para malvivir, total si eres como ellos-as, un “cazador” de satisfacciones para el cuerpo; y dirán que la fe te satisface, y que por eso la practicas, porque te da algo a ti, pero que ellos no lo necesitan. Dirán que eres un falso, una falsa, y que no vale la pena ni seguirte ni tenerte en cuenta, y sufrirás por la pérdida de tu virtud, por caer en el pecado, para hacerles felices y que con su felicidad, te dieran la tuya.

¡Sólo Dios puede hacer feliz al hombre, a la persona!, ¡sólo Dios!

Si has caído en alguna mala tentación, levántate y sacude tu ropa; deja que tu Madre, la Iglesia Santa, te vista de nuevo de blanco, después de recibir tú, de Dios, el perdón de tus pecados, yendo a confesarlos. Si temes confesarlos al sacerdote habitual, ve a otro, pero, ¡confiésate!, ¡límpiate!, y aprende de tu mal, y haz el bien ya por siempre. Y, si vuelves a faltar, a errar, que sea sin querer.

Lee vidas de Santos, lee historias de milagros, lee el Evangelio, y llénate del Espíritu Santo, que está en lo bueno, en todo lo bueno que un hombre, que una persona haga.

Sal con tu fe, y prepárate para superar las pruebas. Únete a Dios, usa de la oración, reza el Santo Rosario, y verás cómo tu fe crece y tu felicidad es tan real, que nadie te la podrá robar, nadie te la podrá quitar.

Y si tienes vocación al santo matrimonio, haz que sea tu fe la que, como luz, atraiga a la persona que Dios quiere para ti, una persona de fe y llena de misericordia. Se necesita de la misericordia para ser luz.

¡Sé luz!, e ilumina tu camino con las obras de tu fe. Amén.

P. Jesús

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