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9 de julio de 2016

Sábado 9 de Julio de 2.016

Evangelio:

San Mateo 10, 24-33

“También yo le confesaré delante de mi Padre”

Mat 10:24 Dijo Jesús a sus apóstoles: «No está el discípulo sobre el maestro, ni el siervo sobre su amo;
Mat 10:25 bástale al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al amo le llamaron Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!
Mat 10:26 No los temáis, pues, porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse.
Mat 10:27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, predicadlo sobre los terrados.
Mat 10:28 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna.
Mat 10:29 ¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin la voluntad de vuestro Padre.
Mat 10:30 Cuanto a vosotros, aun los cabellos todos de vuestra cabeza están contados.
Mat 10:31 No temáis, pues. ¿No aventajáis vosotros a los pajaritos?
Mat 10:32 Pues todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos;
Mat 10:33 pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

“También yo le confesaré delante de mi Padre”

Cuántas enseñanzas maravillosas hay en este Evangelio. Pero no os cansaré con algo muy extenso, ¡ya tendremos tiempo de ir reflexionando sobre la Palabra de Dios, de Jesús!

Mirad, hijos de Dios Padre y hermanos de Cristo, ¿para qué no deciros la Verdad, si estamos en familia?; vosotros, bautizados, sois familia de Dios. Dejadme volver a repetíroslo, porque es para mí, emocionante la Verdad: Los bautizados, ¡tú! eres de la misma familia que Dios. ¡No estás solo! ¡No estás sola! Aunque tu familia de sangre te diga que has perdido la cordura, y te entreguen a la “justicia” por tu fe religiosa. ¿¡Qué saben ellos!? Nada. Viven sin Dios, porque viven en pecado mortal, aunque posiblemente algunos están bautizados; ¡otros judas! No hagas caso. Sé sagaz como serpiente, vive, debes vivir para servir a Dios, siendo sencillo como paloma. Eso es, prevé y se previsor, porque al igual que a Dios, Jesús, van a querer crucificarte; y Dios te dice en el Evangelio de hoy, que no está el discípulo, el siervo, por encima del Maestro, del Señor. ¡La que te espera! ¡Ya puedes correr!, en dirección a la iglesia más próxima para ir al encuentro de Dios, de Jesús, y de unirte a Él físicamente, por 10-15 minutos, en la Eucaristía, porque ¡van a intentar hacerte cada una!, ¡ay! Pero Dios también dio potestad a los Apóstoles para enfrentarse a los demonios y a todo mal del mundo: claro que tú sólo eres un seglar, no eres Obispo ni Cardenal, no eres el Papa, y por lo cual, dependes de Dios Espíritu Santo, que después de morir Jesús, fue al Padre, a buscarle, para consolarte. ¡No todo está perdido, hijo de Dios! Puede que tengas la Gracia del Espíritu Santo para enfrentarte a lo que están preparando, maquinando contra ti, esos que no soportan tu luz, como le pasó a Jesús. Y si no la tienes, pídesela a Dios Padre, porque déjame decirte lo más importante que puedas leer hoy: Siempre se hace la voluntad del Padre. Así que, si te toca morir, te vas a morir; y si te toca ganarles, vas a ganarles. Y morir, pocos mueren antes de dar la batalla, así que me temo que van a perder y tú vas a ganar, porque, déjame decírtelo nuevamente: Todo es cuestión de la Voluntad de Dios.

“Bla, bla, bla” Cuánto tiempo perdido haciendo planes para dañarte, cuando tú llevas años pidiéndole a la Virgen María, Madre de Dios, que te proteja bajo su Manto Sagrado. Y, ¿qué crees que va a hacer Dios? ¡Por supuesto, ir a tu favor! Así que ¡a resistir! Porque la libertad está en vigor en la era de los hombres… Vaya, me ha salido como para una película de superproducción: “En la era de los hombres…” Pero así es, en estas películas, el bueno siempre gana, después de pasar por mil y un tormentos, y tú vas a ganar en tu propia historia, en la que eres el personaje principal de la misma. Amén.

P. Jesús

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