Saltar al contenido

8 de noviembre de 2019

Viernes 8 de Noviembre de 2.019

Tiempo Ordinario /31º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 16, 1-8

Dios pide cuentas

1Decía (Jesús) a los discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, el cual fue acusado de disiparle la hacienda. 2Llamóle y le dijo: ¿Qué es lo que oigo de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir de mayordomo. 3Y se dijo para sí el mayordomo: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la mayordomía? Cavar no puedo, mendigar me da vergüenza. 4Ya sé lo que he de hacer para que, cuando me destituya de la mayordomía, me reciban en sus casas. 5Llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6El dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu caución, siéntate al instante y escribe cincuenta. 7Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? El dijo: Cien coros de trigo. Díjole: Toma tu caución y escribe ochenta. 8El amo alabó al mayordomo infiel de haber obrado sagazmente, pues los hijos de este siglo son más avisados entre sus congéneres que los hijos de la luz.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dios pide cuentas

También a ti, aunque te crees insignificante, también a ti, Dios va a pedir cuentas de tus palabras y obras. Para Dios eres importante, aunque en tu casa no te tengan en cuenta, aunque parezca que sobres en todas partes. Tú, a ti, como al más importante socialmente, a ti, Dios te pedirá cuentas de tu vida.

Eres importante para Dios.

Dios te pedirá cuentas, ¡en serio!, aunque creas que no vales nada, aunque creas que no sirves para nada. Te lo digo, y muy de verdad, te digo, amigo, que a ti, Dios te pedirá cuentas de tu vida, de tus palabras y obras. Así que ¡espabila!, y no vivas esta malsana humillación que crees humildad; ¡levántate y anda!.. “¿hacia dónde?”, preguntas. Te lo digo, ¡hacia el confesonario!, que Dios, Espíritu Santo, quiere consolarte, y con una buena confesión, tendrás, recibirás, disfrutarás, del consuelo de Dios.

¡Vamos!

P. Jesús
© copyright