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8 de marzo de 2016

Martes 8 de Marzo de 2.016

Evangelio:

San Juan 5, 2-3a.5-16

Jesús cura al enfermo de la piscina

Joh 5:2 Hay en Jerusalén, junto a la puerta Probática, una piscina llamada en hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos.
Joh 5:3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, mancos.
Joh 5:5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Joh 5:6 Jesús le vio acostado, y, conociendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: «¿Quieres ser curado?»
Joh 5:7 Respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que, al moverse el agua, me meta en la piscina y, mientras yo voy, baja otro antes de mí».
Joh 5:8 Le dijo Jesús: «Levántate, toma la camilla y anda».
Joh 5:9 Al instante quedó el hombre sano, y tomó su camilla y se fue.
Joh 5:10 Y los judíos decían al curado: «Es sábado. No te es lícito llevar la camilla».
Joh 5:11 Respondiéndoles: «El que me ha curado me ha dicho: Coge tu camilla y vete».
Joh 5:12 Le preguntaron: «¿Y quién es ese hombre que te ha dicho: Coge y vete?»
Joh 5:13 El curado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado de la muchedumbre que allí había.
Joh 5:14 Después de esto le encontró Jesús en el templo, y le dijo: «Mira que has sido curado; no vuelvas a pecar, no te suceda algo peor».
Joh 5:15 Fuese el hombre y dijo a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
Joh 5:16 Los judíos perseguían a Jesús porque hacía estas cosas en sábado.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Jesús cura al enfermo de la piscina

Tu padre, tu madre, te necesitan, no pueden bajar solos a la piscina, a curarse de sus enfermedades. Ve, como hizo Jesús, y aunque sea sábado, tu día de descanso, ve a ayudarle a sanarse, a salvarse, porque verte le da mucha felicidad; aunque gruña y parezca que con palabras te maltrate, piensa que la vida lo está maltratando mucho también; tú, su amado hijo, su amada hija, no estás a su lado, y, ¿qué es de un padre sin sus hijos? Aunque tenga ese carácter, que dices que es insoportable, piensa que eres carne de su carne, y sin ti no vive bien. Ve a verle, ocúpate de él, de ella; sé bueno, sé buena, estamos en cuaresma. Acepta su carácter y reza más por él, por ella. Haz un sacrificio agradable a Dios, y ve a tu padre, a tu madre, y llévalo a la Iglesia; pide a Dios por ellos porque, como el enfermo que estaba cerca de la piscina y no tenía a nadie para ir a curarse, tu padre, tu madre,  aunque se creen sanos, tú sabes que necesitan del Agua Viva; ve a verles y dáles de beber de tu fe, por las obras de la misma. ¡Enséñales!

P. Jesús

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