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8 de enero de 2019

Martes 8 de Enero de 2.019

Tiempo de  Navidad/ 3º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 6, 34-44

Compadécete tú de todos

34Al desembarcar (Jesús) vio una gran muchedumbre, y se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles largamente. 35Siendo ya hora avanzada, se le acercaron los discípulos y le dijeron: El sitio es desierto y avanzada la hora; 36despídelos para que vayan a las alquerías y aldeas del contorno y se compren algo que comer. 37Él, respondiendo, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y le dijeron: ¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? 38El les contestó: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Habiéndose informado, le dijeron: Cinco y dos peces. 39Les mandó que les hicieran recostarse por grupos sobre la hierba verde. 40Se recostaron por grupos de ciento y de cincuenta. 41El, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes y se los entregó a los discípulos para que se los sirvieran, y los dos peces los repartió entre todos. 42Comieron todos y se hartaron, 43y recogieron doce canastos llenos de las sobras de los panes y de los peces. 44Eran los que comieron de los panes cinco mil hombres.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Compadécete tú de todos

Haz como Jesús y compadécete tú de todos los que conoces y ves; y de tantos que no saben, y de muchos, que aún pensando que saben, no saben; no saben que Dios pidió que se amaran todos los que le aman. Y esto falla muchas veces, ¡tantas!; algunos parecen niños mimados que sólo quieren ellos amar al Padre, a Dios, y a sus hermanos los tratan mal. Quieren amar y aman a Dios Padre, y a la vez niegan su amor y afectos a los hermanos, que, como ellos, aman a Dios. Ven sus defectos y los multiplican por mil, por lo menos, y se enfurruñan cuando Dios Padre les concede alguna cualidad distinta a la suya, por méritos propios, y de la Divina Trinidad.

“Mirad como se aman”, esa es la exclamación que debe sentir un corazón al verte a ti tratar con los demás. Si no es así, seguro que estás viviendo la vanidad, y muy lejos estás de la verdadera humildad.

Y tú, que ves a los que aman a Dios y no te aman, sopórtalos con paciencia, y ámalos con compasión, y haz como Jesús; que tus obras, como Dios, demuestren tu humildad, y no la vanidad que ellos profesan, y por ello te sentencian a una vida de penitencia.

Dios guarda a los humildes, a los que aman a Dios, y con Dios y por Dios, a todos.

Compadécete de los necesitados de obras de fe. Hazlas por ellos, enséñales a vivir la humildad, amándolos hasta el extremo de poder vivir sin ellos. Mañana os contaré qué quiero decir con lo que digo de poder vivir sin ellos.

Sé que muchos sufrís por falta del amor de los vuestros, y ellos no se han enterado de que los queréis tanto, que por esto estáis a su lado… Mañana sigo.

¡Hasta mañana amigo-a!

P. Jesús

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