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8 de diciembre de 2018

Sábado 8 de Diciembre de 2.018

Tiempo de adviento /1º -Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Patrona de España

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 1, 26-38

Dios vivió para morir y RESUCITAR

26En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,27a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28Y presentándose a ella, le dijo: Salve, llena de gracia; el Señor es contigo. 29Ella se turbó al oír estas palabras, y discurría qué podría significar aquella salutación. 30El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, 31y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32EL será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, 33y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin.

34Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? 35El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. 36E Isabel, tu pariente, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la que era estéril, 37porque nada hay imposible para Dios. 38Dijo María: He aquí a la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y se fue de ella el ángel.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dios vivió para morir y RESUCITAR

Los planes de Satanás se vieron truncados, porque vino Dios al mundo, porque María, una Virgen, aceptó ser su Madre.

Dios vivió para morir y RESUCITAR.

Estaba el hombre apartado de Dios por el pecado original, ya no tenía futuro, todas sus expectativas estaban truncadas; sus relaciones con Dios, esas que sostuvo en el Paraíso, ¡desaparecieron de su vida! Dios no podía estar con el mal, porque Él, Dios, es el Sumo Bien.

Pero, pero… alguien dirá, “por desobedecer… sólo por eso”…

Hablemos de la separación matrimonial; ¿por qué?… ¿por desobedecer a la promesa que los unió?… ¿sólo por esto?… Pero, ¿quién puede resistir al rompimiento de un acuerdo? Uno se declara y pide el matrimonio, el otro acepta. Dios creó al hombre y le dice sus reglas, y el otro acepta, acepta porque las cumple, hasta que deja de cumplirlas, tentada Eva por el Demonio que le habló en forma de serpiente. Eva, deja de cumplir la voluntad de Dios, y Adán también. Los dos desobedecen, y ¡fuera!, salen del Paraíso. ¡Se rompe un matrimonio!, tantas veces… tantas, por no obedecer a Dios, por no saber “morir” por amor, por ser egoístas y decir: “yo, yo, yo… yo quiero…” Y se deja de obedecer a Dios y se vive para el yo, y llega la separación, ¡es inevitable! Se podría evitar si se deja el egoísmo y se vive cumpliendo los deberes del matrimonio. ¡Nada de anticonceptivos!, hay que estar abiertos a la vida. Esto, que no se cumple, lleva a tantos a la separación matrimonial.

Dios vivió para morir y RESUCITAR. ¡Qué vida para todo un Dios, para Dios! Obedeció en todo al Padre, y lo matan.

Hay que saber “morir”, matar el yo del egoísmo y vivir para el sí a los hijos. Os lo digo, os lo digo por ser la verdad, y no hay otra verdad que ésta; cuando el egoísmo entra en un matrimonio, cuando se usan los anticonceptivos, cuando la mujer es una máquina de placer sexual, en vez de ser la madre del amor, entonces, entonces, llega la separación matrimonial. Se separen o no, vivan juntos o no, pero ya no hablan con Dios, porque Dios los expulsa del Paraíso, porque sus reglas, sus normas, son éstas, ¡tener hijos!, casarse para tener hijos. No, si a mí, personalmente, me da miedo que algunos matrimonios tengan hijos, porque no son buenos, aunque estén casados por la Iglesia, y me da miedo por los hijos, por los niños, pero es que así son las reglas de este mundo, ¡las parejas existen para dar continuidad a la especie humana, con el amor con que se aman un hombre y una mujer, y llaman descendencia al fruto de su querer! Algunos llaman máquinas de tener hijos a las madres de familia numerosa, y ellas se ríen, porque han sido felices en su vida íntima matrimonial sexual, mientras las que evitan los hijos, sufren por ser máquinas de placer sexual. Las cosas son como son. Dios hizo el mundo, y puso Dios sus condiciones. Si quieres ser feliz en tu matrimonio, haz las cosas con naturalidad, como Dios las creó, y olvídate de las definiciones mundanas, que invaden a los mismos católicos.

Dios vivió para morir y RESUCITAR. Una mujer cristiana, libremente, si quiere, se casa; y si se casa, vive para tener hijos y dar y recibir amor, ¡amor de Dios!

P. Jesús

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