8 de diciembre de 2016

Cierra la televisión y la radio, la música y todo lo que te aparta del silencio, porque un Ángel ha pasado por tu lado, y no te has dado ni cuenta.

Tienes miedo al silencio, pero ¡necesitas del silencio, para que tu ángel de la guarda te diga el mensaje Divino, que de la soledad y el egoísmo, irás a la libertad y la caridad!

Estucha, te habla a ti, te dice que Dios te Ama, que eres importante para Dios; tan importante, que nació por ti y se dejó matar por ti; ¡eso que te digo, es de verdad!, ¡es la Verdad!

No pierdas tiempo en enterarte de lo que pasa fuera de ti, haz un tiempo para saber lo que ocurre dentro de ti. El problema, no es el mundo; el problema eres tú, ¡tú!

Tú, que vas solo y deprimido por la vida, anhelando cosas que no te harían feliz de tenerlas, y dejas pasar las que te dan la felicidad. Una de ellas, es la oración. La oración hace feliz al hombre, a la persona, ¡el yoga no!, porque te hace salir de ti mismo, te hace alejarte de tu realidad; en cambio, la oración a Dios Padre, en el Nombre de Jesús, Dios mismo, y por intercesión de Santa María y San José, llevada por los Ángeles e inspirada por Dios Espíritu Santo, cambia vidas; y puede cambiar la tuya también; pero ocurre que no rezas bien, que rezas mal y te cansas de pedir, pero te lo diré, ¡antes de pedir, valora y da gracias por lo que tienes! ¿Dices que no tienes nada? ¡¡¡Mientes!!!

Te lo digo otra vez: cierra la televisión, apaga la radio y estas canciones de desamor, o del mal llamado amor, que te hacen un blandengue y te sientes como un desgraciado, porque ves que nadie te ha amado. Te lo diré claramente, el amor del que habla la sociedad, no es tal, no existe un amor así, el enamorarte de la persona perfecta, que te ama perfectamente; si de verdad, alguien llegara a amarte como te “han vendido” por la publicidad del amor humano, te sentirías agobiado, porque te amaría como si fueras un dios, y eres una persona, y debes de amar como tal, ¡con tus cinco sentidos!, no sólo con la pasión sexual; que te ha incitado a ella, lo que has visto, por lo que te ha dicho, por lo que has creído, de lo que te han hablado de lo que es el amor humano. ¡Todo mentira! Ya hablaremos de eso otro día.

Ahora, la lista:

Disfruta de estar vivo-a.
Disfruta de poder rezar.
Disfruta de poder dar bien por bien y por mal. ¡Tú no sabes lo que se disfruta con esto!; haz la prueba, y siempre, hazlo por Dios. Disfruta de regalarle a Dios tus obras de perfección, porque tú puedes, puedes ser mejor cada día, puedes poner amor en todas las cosas… De eso también hablaremos otro día; queda pendiente.
Disfruta de poder perdonarte.
Disfruta de poder pedir perdón; ¡te perdonen o no!, el disfrute está en saber y querer pedir perdón.
Disfruta de poder hacer más feliz, la vida de otro-s.
Disfruta de poder trabajar y cansarte, sea cobrando o gratis.
Disfruta de poder decidir respetarte, ante cualquier mala tentación.
Disfruta de tener fe; eso no lo tiene todo el mundo que quiere; hay muchos que sufren de falta de fe. Rezan a Dios, pidiéndole que, si existe, se les muestre. Y tú… ¿qué haces aquí parado-a?; ¡proclama el Evangelio con tu vida, viviendo la fe, con la esperanza en todas tus palabras y obras de paz; y con caridad, dálas a todo aquel que te encuentre, mientras estás viviendo en esta vida, prestada, para entregarte Dios mismo, el regalo de la Eternidad, este Paraíso, que es tuyo y de todos los demás!
Disfruta de tener sentido común, de elegir el bien y los buenos, y apartarte del mal y los malos.
Disfruta de poder ayudar a Dios, que salve a todos.
Disfruta de poder tener una santa amistad.
Disfruta de poder amar, de enamorarte y ser correspondido-a.
Disfruta de poder casarte, tener hijos, y ¡suegros!,
etc., etc., etc.,
Disfruta de leerme; (sonrío).