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7 de septiembre de 2022

Miércoles 7 de Septiembre de 2.022

Tiempo ordinario/23º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 6, 20-26

Vivir la pobreza

20Él (Jesús), levantando sus ojos sobre los discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21Bienaventurados los que ahora padecéis hambre, porque seréis hartos. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22Bienaventurados seréis, cuando aborreciéndoos los hombres, os excomulguen y maldigan, y proscriban vuestro nombre como malo, por amor del Hijo del hombre. 23Alegraos en aquel día y regocijaos, pues vuestra recompensa será grande en el cielo. Así hicieron sus padres con los profetas.

24Pero ¡ay de vosotros, ricos, porque habéis recibido vuestro consuelo! 25¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis! 26¡Ay cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros, porque así hicieron sus padres con los falsos profetas!

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Vivir la pobreza

Cuesta más, mucho más, vivir la pobreza que ser pobre, porque vivir la pobreza es ser pobre adrede, teniendo lo que uno tiene; eso no es lo importante, sino vivir como los pobres, trabajando y ayudando a todos. ¡Eso sí que cuesta!, y hay muy pocos que lo consigan. A veces, Dios permite que, antes de hacer mucho dinero, una persona pase primero por la pobreza, para que la costumbre de ser pobre y feliz, no lo aparte de esta vida, la de la pobreza, teniendo riqueza por el trabajo bien hecho. Saber privarse de lo que a veces se llama necesario, pero no lo es, esto le agrada Dios; le agrada muchísimo que a los que bendice o bendecirá con la riqueza y la prosperidad, por su buen trabajo profesional, estos sigan viviendo la pobreza, ¡felices de la vida!, porque seamos sinceros, y el que ha sido pobre, lo sabe; ese desapego de lo material, ayuda a muchos a poner su corazón en el goce de una felicidad distinta, diferente a la del consumismo, del capitalismo. Normalmente, los buenos ricos se hacen ricos porque trabajan mucho y disfrutan de su trabajo y su vida austera, y sin casi darse cuenta, van acumulando capital; pero es en pago a sus servicios, a su trabajo; y viene el día dichoso, en que se ve con un gran capital, y está contento y feliz de que su trabajo haya rendido tanto, porque el dinero que se recibe a cambio del buen trabajo, dice de uno que trabaja bien y por eso tiene trabajo, y la gente lo valora y le paga por él.

No está reñido ser rico y ser bienaventurado, si estás haciendo tu buen dinero con un trabajo honrado, honesto y bueno, haciendo un servicio que cobras, por ser tu oficio. Sigue así y sigue viviendo la pobreza, sin guardar el dinero como usurero, sino haciéndolo circular como herramienta para hacer el bien.

Aprended a mirar el dinero como recompensa de vuestro justo trabajo, y vivid la pobreza; da al necesitado tu ayuda, tu servicio, ¡tu caridad!, y verás que aún siendo rico, serás MUY FELIZ.

P. Jesús

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