Jueves 7 de Noviembre de 2.024
Tiempo Ordinario 31º
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Evangelio:
San Lucas 15, 1-10
Los que murmuran de Dios, Jesús
1Se acercaban a Él (Jesús) todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos.
3Propúsoles esta parábola, diciendo: 4¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto y vaya en busca de la perdida hasta que la halle? 5Y, una vez hallada, la pone alegre sobre sus hombros, 6y, vuelto a casa, convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida. 7Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia.
8¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si pierde una, no enciende la luz, barre la casa y busca cuidadosamente hasta hallarla? 9Y, una vez hallada, convoca a las amigas y vecinas, diciendo: Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma, que había perdido. 10Tal os digo que será la alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia.
Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)
«Palabra del Señor»
«Gloria a ti Señor Jesús»
Meditación:
Los que murmuran de Dios, Jesús
Algunos murmuran de Dios, Jesús, por lo mucho que ama a todos, porque busca a todos los que quieren escucharle para informarse de quien es Él. Puede que lo sigan o no, pero si buscan a Dios para saber, Dios siempre da la cara, no se esconde de nadie, ni teme a nada; ni a los impertinentes ni a los incrédulos, ni a los pecadores, porque todos son pecadores, ¿o eres tú de los que van de santos?
Nadie es santo, ni el más santo es santo. Antes, a los que tenían fe y usaban de los sacramentos y vivían bajo la Ley, algunos empezaron a llamarles santos, pero, bien sabe Dios que ni uno es santo, ¡ni tú!
Pero el que no seas santo, no quiere decir que, como no eres santo y Dios lo sabe, empieces a pecar y a darte a la mala vida. No te frustres por no ser santo, pero sí que estás llamado a la santidad, ¡como todos!
P. Jesús
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