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7 de abril de 2015

Martes 7 de Abril de 2.015

Evangelio:

San Juan 20, 11-18

¿Por qué lloras?

Joh 20:11 María [Magdalena] se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba, se inclinó hacia el monumento,
Joh 20:12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús.
Joh 20:13 Le dijeron: ¿Por qué lloras, mujer? Ella les dijo: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. En diciendo esto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús.
Joh 20:14 (TEXTO OMITIDO)
Joh 20:15 Díjole Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo lo tomaré.
Joh 20:16 Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Rabboní!, que quiere decir Maestro.
Joh 20:17 Jesús le dijo: Deja ya de retenerme, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.»
Joh 20:18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: “He visto al Señor,” y las cosas que le había dicho.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Por qué lloras?

Sí, a ti te lo digo, a ti que lloras por tus sufrimientos, mira que Dios, Jesús, resucitó, y está detrás de ti y te pregunta: “¿Por qué lloras?, ¿A quién buscas?”…

En tu sufrimiento, en tu dolor, por favor, amigo-a, busca a Dios, busca a Cristo, que Él tiene palabras de vida eterna; Él te ama como nadie, Él viene detrás de ti, no se aleja de ti en ningún momento; Él, Dios, espera, espera a que te des la vuelta, como hizo María Magdalena, y sin reconocerlo, le escuchó, y luego le dijo: ¡Maestro!; y Dios la consoló.

Para ser consolado por Dios, escucha su voz, ora, ¡llora!, y ve a la Iglesia; entra en el Templo de Dios, y acércate al Sagrario, y allí Dios te consolará, sentirás su paz, sobre todo si vas a confesarte de tus pecados; y la consolación de Dios te dará una nueva perspectiva de vida, porque sufrir bloquea algunos sentidos y agudiza otros, y es bueno un equilibrio, porque tener mucho miedo, eso no es bueno, y sentirse solo, tampoco, por eso te digo, amigo-a, que vayas a Dios, que ores y te des la vuelta; ve a la Iglesia, al Sagrario, y sentirás la verdad, que Jesús RESUCITÓ.

¡Aleluya!

P. Jesús

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