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6 de septiembre de 2019

Viernes 6 de Septiembre de 2.019

Tiempo Ordinario /22º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 5, 33-39

Comparaciones

33Ellos (los fariseos y los escribas) le dijeron (a Jesús): Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos; pero tus discípulos comen y beben. 34Respondióles Jesús: ¿Queréis vosotros hacer ayunar a los convidados a la boda mientras con ellos está el esposo? 35Días vendrán en que les será arrebatado el esposo; entonces, en aquellos días, ayunarán. 36Y les dijo una parábola: Nadie pone un remiendo de paño nuevo en un vestido viejo; de lo contrarío, romperá el nuevo, y el remiendo tomado del vestido nuevo, no ajustará sobre el viejo. 37Ni echa nadie el vino nuevo en cueros viejos; de lo contrarío, el vino nuevo romperá los cueros y se derramará, y los cueros se perderán; 38sino que el vino nuevo se echa en cueros nuevos, 39y nadie, cuando bebe vino añejo, quiere el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Comparaciones

Ocurre igual aún hoy en día entre los católicos, entre los mismos católicos que son de distintos grupos católicos… las personas se comparan y se critican; todos quieren ser los mejores, y tantos, en vez de elevarse ellos en santidad, degradan a los demás y miran sus fallos y pecados, y así pocos se esfuerzan en ser santos, en imitar a Cristo, que es lo que hay que hacer.

Vamos a ver, ¿criticaba Cristo a las personas?; a todos les daba un voto de confianza y les ayudaba a ser mejores, pero a los fariseos los llamaba hipócritas, y a los escribas, también. ¿Era esto criticar?… No, criticar es dar a conocer la imperfección humana, eso es criticar; pero cuando uno habla del pecado, como es un pecado ser “fariseo”, esto no es criticar, ES DECIR LA VERDAD, y hay que decirla para que los incautos no caigan en el pecado, por callar los buenos lo que es pecado; luego se cae en el relativismo, y ya no hay pecado, y ya casi todos pecan por haber callado.

El aborto es un pecado.

La fornicación es un pecado.

La hipocresía es un pecado.

La prostitución es un pecado.

La calumnia es un pecado.

La falta de caridad es un pecado.

La crítica es un pecado, y grave.

Por la crítica, tantas almas sufren tanto, malviven en la misma casa donde se es criticado, por digamos “tonterías”, por maneras distintas de hacer las cosas, por ejemplo, por no gustarles bailar en una boda y quizás en otra, con más luz, sí que se baile… ¡Ay de los que critican, ay!

Nunca van a ser felices los que critican, ¡jamás!, porque la crítica es un estado de guerra, ¡no hay paz en la casa en que se critica!, no hay paz en las almas criticonas.

Muchos que pasan hambre, es porque critican y desperdician sus fuerzas en este grave pecado, en vez de buscar un trabajo mejor y más remunerado, en vez de prepararse y estudiar e informarse para hacer mejor su trabajo. Y hay muchos que fallan en esto; buscan el éxito criticando a los demás. En todo y en todos, encuentran pegas; “que si este habla demasiado… que si el otro es más callado”. ¿Es esto un pecado?, NO; entonces, ¡cállate ya!

Y esos que critican, siempre encuentran excusas por sus actos, que podrían ser mejores, y también por sus errores; y todo lo que no les sale bien como ellos querían, siempre “es por culpa de los otros”.

Hay muchos hijos que se han separado de sus padres, de sus buenos padres, por la crítica constante de un cónyuge holgazán y avaro, que quería la herencia en vida, para vivir su vida a costa de otros. Sé tantas historias; si os contara… También sé historias muy buenas de verdaderos santos en la tierra, de esos que ahora, al leerme, lloran en su corazón, porque se sienten indignos de tal don, y saben que se esfuerzan para no pecar y que piden perdón por sus pecados pasados y no critican, más bien guardan su corazón, vigilando mucho de no caer en la mala tentación de hacer traición a quien aman, y que les acusaron de no haberlos amado ni un día; y eso fue consecuencia de oír, día tras día, las críticas que el cónyuge derramaba en sus oídos contra sus buenos padres, hermanos y amigos, porque el que no quiere hacer, prefiere ocuparse en criticar a los demás, antes de observarse a sí mismo y ponerse A TRABAJAR.

Recemos por los pecadores, y que Dios nos consuele de los criticones, y nos aparte de estas personas que ponen guerra en nuestras vidas, en nuestras familias; y antes de casarte, mira con quién vas a compartir tu vida; si es con alguien cuyo trabajo es dedicarse a criticar a los demás, te va a faltar el pan y la paz.

Dios bendiga a los santos.

P. Jesús
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