Sábado 6 de Octubre de 2.018
Tiempo Ordinario /26º
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Evangelio:
San Lucas 10, 17-24 Eres uno de los pequeños 17Volvieron los setenta y dos llenos de alegría, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sometían en tu nombre. 18Y Él les dijo: Veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo. 19Yo os he dado poder para andar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder enemigo, y nada os dañará. 20Mas no os alegréis de que los espíritus os estén sometidos; alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en los cielos. 21En aquella hora se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños. Sí, Padre, porque tal ha sido tu beneplácito. 22Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo. 23Vuelto a los discípulos, aparte les dijo: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis, 24porque yo os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Eres uno de los pequeños Pequeño hijo, pequeña hija, tú, que tu vocación a la santidad te llevó y te lleva a la vida religiosa, ¡bendito seas en el nombre del Señor! Eres de los pequeños de gran corazón, eres de los pequeños y audaces, eres de los pequeños y humildes, ¡eres de los bienaventurados! Este mes, el Padre Jesús, o sea, yo, os quiero hablar con todo mi amor, que siento y tengo, para con los religiosos-as, esas antorchas de la fe, que dan luz y calor al Evangelio. ¡Gracias! Gracias, con el corazón lleno de alegría, por haberte decidido a aceptar tu vocación de santidad; eres de los pajarillos que Dios escucha, en tu trinar la oración de tu corazón. ¡Bendito-a! ¡Bendito-a! ¡Bendito-a! Has entendido del Evangelio, la necesidad de la oración, de la entrega en el servicio pleno, completo, permanente, a Dios, a Jesús, tu Salvador. Y la Virgen María, especialmente, vela por ti, de noche y día, para que seas fiel a tu vocación, la de una vida para la religión. Sin ti, la Iglesia sufriría mucho más; por ti, la Iglesia reparte muchas muestras de caridad universal. Decidirte a ser religioso-a, y cumplir con tu decisión, da a Dios, alegría en su sangrante corazón, dolorido por el desprecio del mundo y consolado por ti. Eres bienaventurado-a! Dios Hijo, se te reveló y lo aceptaste, como hacen los que comprenden el Evangelio y aceptan ser hijos y testigos de Dios Hijo, el Padre Espiritual de esta generación de santos, donde buscan la morada Celestial, y hallan muchos, el desprecio del mundo, viviendo en este mundo, consolados dentro del Sagrado Corazón de Dios y el Inmaculado Corazón de María. Gracias, hermanos, benditos del Padre, hijos de Dios. P. Jesús © copyright |