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6 de noviembre de 2017

Lunes 6 de Noviembre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 14, 12-14

La bondad no necesita compensación

Luk 14:12 Dijo Jesús a uno de los principales fariseos que le había invitado: «Cuando hagas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te inviten y tengas ya tu recompensa.
Luk 14:13 Cuando hagas una comida, llama a los pobres, a los tullidos, a los rengos y a los ciegos,
Luk 14:14 y tendrás la dicha de que no podrán pagarte, porque obtendrás la recompensa en la resurrección de los muertos».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La bondad no necesita compensación

Cuando eres bueno, cuando uno es bueno, le da “igual” que los demás no lo sean con él, porque es feliz el bueno, siendo bueno; es feliz el sabio, teniendo sabiduría; pues todo aquel que necesita que le hagan el bien, no es lo suficientemente bueno aún, porque el que es bueno, no necesita que le hagan el bien; lo acepta, si se lo dan, como algo natural, y también, como algo natural, acepta el que, por su bien, le den el mal. ¿Qué le importa al bueno, que no le den el bien? El bueno vive bien y feliz, siendo bueno, esa es su alegría, su dicha y felicidad, el ser bueno de verdad, el disfrutar de esforzarse y, con voluntad, hacer el bien; no daña a nadie el bueno, ni con palabras ni con obras, más bien se esfuerza en sacar de sí mismo la alegría de esta fe que tiene, porque sólo el que tiene fe, puede ser bueno siempre y con todos; si ves una persona así, es que tiene fe, es que ama a Dios y cree en la promesa de la fe, esta que dice que eres salvado por Cristo, si quieres; y el bueno quiere, y obra con fe, sabiendo que todo se lo debe a Cristo, el Rey.

Tú sé bueno, y verás cómo todos cambiarán, aunque no lo necesites, pero la bondad se contagia, como la maldad, sí, por esto siempre te digo que te apartes del mal y del malo, porque si vas con uno que es malo, acabarás mal, muy mal. Y Dios quiere que acabes bien, en su Reino. Y yo lo quiero también. Amén.

P. Jesús

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