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6 de enero de 2015

Martes 6 de Enero de 2.015

Evangelio:

San Mateo 2, 1-12

Adorar a Dios

Mat 2:1 Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos,
Mat 2:2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que nació? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle.
Mat 2:3 Al oír esto el rey Heredes, se turbó, y con él toda Jerusalén,
Mat 2:4 y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Mesías.
Mat 2:5 Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta:
Mat 2:6 “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel.”
Mat 2:7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella,
Mat 2:8 y, enviándolos a Belén, les dijo: Id a informaros sobre ese niño, y cuando le halléis, comunicádmelo, para que vaya también yo a adorarle.
Mat 2:9 Después de oír al rey, se fueron, y la estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que, llegada encima del lugar en que estaba el niño, se detuvo.
Mat 2:10 Al ver la estrella, sintieron grandísimo gozo,
Mat 2:11 y, entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y, abriendo sus cofres le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Mat 2:12 Advertidos en sueños de no volver a Herodes, se tornaron a su tierra por otro camino.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Adorar a Dios

¿Y tú, adoras a Dios o sólo le pides cosas? Quiero que le pidas cosas y que le adores, también. El pedir a Dios, es un acto de fe, y esto es bueno, muy bueno, como es muy bueno adorarle y no pedirle nada que vaya contra Él, contra su Ley, la Ley que Dios dio a los hombres para que vivieran en paz en esta tierra, que vive la tristeza del pecado original. Sólo la paz de Dios suple las consecuencias del pecado, y la paz de Dios se consigue yendo a confesarte de tus pecados, con dolor por haberlos cometido y con propósito de no cometer estos que has cometido, ni otros, nunca más, y confiando en que siempre que pides perdón a Dios, a través de su Iglesia Católica, es decir, yendo a confesarte ante un sacerdote católico, en secreto, de todos tus pecados, recibes el REGALO del perdón, ¡estás limpio!, tu culpa está perdonada, a la que el sacerdote dice la absolución; y cuando cumples la penitencia impuesta, que normalmente es alguna oración, te llenas de alegría espiritual, que es la mejor alegría para la persona, es la alegría que llena, que te envuelve en paz, la paz de Dios, al estar en paz con Él, por confesarte, por decidir no volver a pecar, por querer vivir bajo los preceptos de su Ley, los diez mandamientos, que son los únicos que pueden dar la paz al mundo, el cumplimiento de ellos. Si todo el mundo los cumpliese, habría paz.

Si quieres paz en el mundo, está muy bien orar por ella, por la paz, esto quiere Dios, además debes cumplir tú y dar ejemplo del cumplimiento fiel de los diez mandamientos; si rezas y luego haces mal, eso no es bueno, ni para ti ni para nadie.

La paz del mundo está sujeta al cumplimiento de la Ley de Dios, de todos y cada uno de los diez mandamientos.

No hay paz en el mundo, porque no se cumplen, no se vive intentando, con todas las ganas y deseos, vivir cumpliendo la Ley de Dios. ¡Piénsalo!, piénsalo amigo-a, y me darás la razón.

Cumple tú los mandamientos, usa de la Confesión y acude a la Comunión; y Dios, que verdaderamente viene a ti cuando estás verdaderamente limpio de pecado, entonces, este Dios te cambia la vida para mejor; y siempre, por su Divina Providencia, las cosas te salen bien; y aunque, a veces, tienes un mal, porque Dios no puede quitar la libertad de los demás, y si estos hacen mal contra ti, o la misma naturaleza te daña, por estar sujeta a sus leyes y bajo la penitencia del pecado original, Él, Dios, te dará algo bueno de todo esto malo que vives. Confía en Dios, que es Dios.

Únete a Dios por los sacramentos y acepta sus REGALOS DE AMOR.

P. Jesús

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