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6 de abril de 2020

Lunes 6 de Abril de 2.020

Semana Santa

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 12, 1-11

Los que hablan de dinero

1Seis días antes de la Pascua vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2Le dispusieron allí una cena; y Marta servía, y Lázaro era de los que estaban a la mesa con Él. 3María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó de olor del ungüento. 4Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que había de entregarle, dijo:

5¿Por qué este ungüento no se vendió en trescientos denarios y se dio a los pobres?

6Esto decía, no por amor a los pobres, sino porque era ladrón, y, llevando él la bolsa, hurtaba de lo que en ella echaban. 7Pero Jesús dijo: Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura. 8Porque pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no me tenéis siempre.

9Una muchedumbre de judíos supo que estaba allí, y vinieron, no sólo por Jesús, sino por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10Los príncipes de los sacerdotes habían resuelto matar a Lázaro, 11pues por él muchos judíos iban y creían en Jesús.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los que hablan de dinero

Todos estos que llevan las cuentas de los demás, que critican en lo que cada uno libremente se gasta su dinero, ¡cuidado con ellos!, es una prueba del contenido de su corazón. El que habla de dinero, dinero quiere, y robará para tenerlo, como hacía Judas; también puede llegar a traicionar por dinero, y llevar a los amigos a la muerte, como hizo Judas.

Mucho cuidado con los interesados en el dinero, aunque aparentemente hagan ver que no les interesa, porque muchos son ociosos, gente improductiva, que no quiere trabajar, e incluso habla de vivir para la fe… Ya me entendéis. Lo natural para una persona sana, es que trabaje en algo, que se gane su sustento, si le dejan, pero él-ella, debe quererlo, y por lo menos tiene que cumplir con su deber de estado, y hacer la vida fácil a los demás. Algunos, leen y leen, y mucho de lo que leen, son cosas santas, pero no trabajan, porque dicen que prefieren dedicarse a las cosas de Dios; estos, no recuerdan que Jesús, Dios, trabajó de carpintero y sustentó con su trabajo a su madre viuda, a la Virgen María, Madre de Dios.

No hay que buscar la fe para evadirse de trabajar. ¡Hay que dominar la tierra!, hay que cuidar del mundo; no es bueno estarse leyendo todo el día; el trabajo también es una forma de orar, si se trabaja viviendo en Gracia de Dios y haciendo toda labor, no sólo por deber, sino para agradar a Dios y ofrecérsela como prenda de amor.

P. Jesús
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