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5 de enero de 2019

Sábado 5 de Enero de 2.019

Tiempo de  Navidad/ 2º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 1, 43-51

Habla de Jesús, Dios, a tus conocidos

43Al otro día, queriendo Él (Jesús) salir hacia Galilea, encontró a Felipe, y le dijo Jesús: Sígueme. 44Era Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45Encontró Felipe a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley y los Profetas, a Jesús, hijo de José de Nazaret. 46Díjole Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Díjole Felipe: Ven y verás. 47Vio Jesús a Natanael, que venía hacia Él, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay dolo. 48Díjole Natanael: ¿De dónde me conoces? Contestó Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49Natanael le contestó: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50Contestó Jesús y le dijo: ¿Porque te he dicho que te vi debajo de la higuera crees? Cosas mayores has de ver. 51Y añadió: En verdad, en verdad os digo que veréis abrirse el cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Habla de Jesús, Dios, a tus conocidos

Tú, que conoces a Jesús, Dios, que oíste su voz en tu conciencia diciéndote: ¡sígueme!, y que lo dejaste todo y a todos, para seguirle a Él, Él que es desde aquel día, tu alegría, la alegría de tu vida, porque sabes que es Dios, que te ama y te necesita, mucho más que los demás, esos que quizás, algunos, alguna vez, te han dicho que te necesitaban; pero sí, quizás sí te necesitaban, pero luego, por cosas de la vida, te han sustituído muy rápidamente por otra persona que no es como tú, sino que es muy diferente a ti; y entonces tú te preguntas: ¿qué necesitaban de ti, si te han sustituído por alguien tan distinto a quien tú eres?…

Cosas así nos pasan a todos, todos los días; así que acéptalo, y ya basta de sufrir por ello, por ellos, sean padres, hermanos, hijos, amigos, cónyuge, familiares… sea quien sea que te ha sustituido y te ha despreciado por seguir tú a Jesús, Dios; ¡déjalos!, porque la vida es muy larga, y llegará el día, si siempre eres bueno y haces el bien, que necesitarán de ti, y que no habrá sustituto alguno que pueda reemplazarte; mientras puedan reemplazarte, es que no te aman como se debe, por ser tú una persona única e irrepetible. Nadie más ama como tú amas; y llegará el día, la hora, en que van a necesitar de tu amistad, que precisarán de tu presencia, que ahora desprecian. Ten paciencia y espera, porque la bondad que tú tienes y practicas, esa misma, con tus cualidades y defectos, que estos últimos subsanas con caridad y sufrimientos, aguantando los reproches a tu imperfección, y que, aún doliéndote, sabes que es cierto, que no eres perfecto, ¡ni ellos!, pero tú lo sabes, otros no, y tú pones cartas al asunto y te mortificas y haces ayuno para ser cada día más semejante a Dios, a Cristo, que te dijo: “sígueme”.

Verás que las cosas de la vida, con paciencia, resignación y bondad, siempre trabajarán a tu favor, pero ahora, por favor, vive tu vida, sigue tu propio camino; si te han vedado la entrada a su corazón, ve a los corazones que Dios ha destinado a que sean tu consuelo, a que participen de tu salvación. Y dale tiempo a la vida, y ora en confianza a Dios, para que puedas decirles a todos, como dijo Felipe a Natanael: “Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley y los Profetas, a Jesús, hijo de José de Nazaret.” Y ten paciencia, porque llegará el día de la necesidad en los corazones de los que rechazan tu identidad y desprecian tus defectos, en vez de ayudarte a superarlos, como tú quieres hacerlo.

Dios sabe todo de ti, y eso es lo importante, como lo es el que tú también sepas todo de Él, de Jesús de Nazaret, y puedas decirles a los demás lo que Felipe le dijo a Natanael: “Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley y los Profetas, a Jesús, hijo de José de Nazaret.”

Tú, que estás con otros, que como tú, han hallado y seguido a Jesús, no tengas miedo de ser quien eres, porque Dios hace santos de los pecadores. ¡Ánimo!

P. Jesús

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