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4 de octubre de 2018

Jueves 4 de Octubre de 2.018

Tiempo Ordinario /26º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 10, 1-11

“Paz a esta casa”

1Después de esto, designó Jesús a otros setenta y dos y los envió, de dos en dos, delante de sí, a toda ciudad y lugar adonde Él había de venir, 2y les dijo: La mies es mucha y los obreros pocos; rogad, pues, al amo mande obreros a su mies. 3Id, yo os envío como corderos en medio de lobos. 4No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias, y a nadie saludéis por el camino. 5En cualquier casa en que entréis, decid primero: La paz sea con esta casa. 6Si hubiere en ella un hijo de la paz, descansará sobre él vuestra paz; si no, se volverá a vosotros. 7Permaneced en esa casa y comed y bebed lo que os sirvieren, porque el obrero es digno de su salario. No vayáis de casa en casa. 8En cualquier ciudad donde entréis y no os recibieren, comed lo que os fuere servido, 9y curad a los enfermos que en ella hubiere, y decidles: El reino de Dios está cerca de vosotros. 10En cualquiera ciudad donde entréis y no os recibieren, salid a las plazas y decid: 11Hasta el polvo que de vuestra ciudad se nos pegó a los pies, lo sacudimos sobre vosotros, pero sabed que el reino de Dios está cerca.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

“Paz a esta casa”

Dios, Jesús, dijo a los que envió por delante de Él a las ciudades: “Curad a los enfermos que haya en ella y decidles: El Reino de Dios está cerca de vosotros».

Así hay que hacer aún hoy, aliviar a los que sufren, ser buenos con la gente y hacer el bien a todos, preparando con vuestra bondad, sus corazones, para que reciban a Dios, a Jesús, el Salvador. Que sepan que sois buenos por amor a Dios, y en espera de poder vivir otro día en el Reino de los Cielos.

Id, id, y propagad con vuestra vida y vuestras obras de fe, esta esperanza vuestra del Reino de Dios, allí donde todo es ya para siempre, paz, amor y alegría.

Id con paz, y dando vuestra paz; desead la paz en todos los corazones, poniendo siempre palabras de reconciliación con todos, de perdón, de humildad, de amor y servicio a los demás.

Hemos venido a servir, señoras y señores, ¡todos!.

P. Jesús

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