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4 de marzo de 2015

Miércoles 4 de Marzo de 2.015

Evangelio:

San Mateo 20, 17-28

¿Qué quieres?

Mat 20:17 Subía Jesús a Jerusalén y, tomando aparte a los doce discípulos, les dijo por el camino:
Mat 20:18 «Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte,
Mat 20:19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará.»
Mat 20:20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose, para pedirle algo.
Mat 20:21 Díjole El: ¿Qué quieres? Ella contestó: Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu reino.
Mat 20:22 Respondiendo Jesús, le dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber? Dijéronle: Podemos.
Mat 20:23 El les respondió: Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo; es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre.»
Mat 20:24 Oyéndolo, los diez se enojaron contra los dos hermanos.
Mat 20:25 Pero Jesús, llamándolos a sí, les dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas.
Mat 20:26 No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor,»
Mat 20:27 y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro esclavo,
Mat 20:28 así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Qué quieres?

Si quieres ser grande entre los mundanos, recordemos las palabras del Evangelio de hoy: 
“Jesús, llamándolos a sí, les dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor.»

Los príncipes, los principales de las naciones, las subyugan, las someten, y los grandes capitales imperan sobre ellas. Pero el verdadero católico, el que cumple la doctrina de la fe en Cristo Rey, ¡el Mesías!, éste es grande, por servir a la humanidad con sus virtudes, con la perfección de vivir en Gracia de Dios, con la voluntad del que renuncia al pecado y ama a Dios sobre todas las cosas y personas. Esos son los que van al Cielo, esos son los santos de Dios, por Dios, con Dios, para Dios.

¿Qué quieres?

P. Jesús

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