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30 de junio de 2016

Jueves 30 de Junio de 2.016

Evangelio:

San Mateo 9, 1-8

Curación del paralítico

Mat 9:1 Subió Jesús a una barca, hizo la travesía y vino a su ciudad.
Mat 9:2 Le presentaron a un paralítico acostado en su lecho, y, viendo Jesús la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: «Confía, hijo; tus pecados te son perdonados».
Mat 9:3 Algunos escribas dijeron dentro de sí: «Este blasfema».
Mat 9:4 Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
Mat 9:5 ¿Qué es más fácil: decir «tus pecados te son perdonados» o decir «levántate y anda»?
Mat 9:6 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra de perdonar los pecados, -dijo al paralítico-: «Levántate, toma tu lecho y vete a casa».
Mat 9:7 Él, levantándose, fuese a su casa.
Mat 9:8 Viendo esto, las muchedumbres quedaron ensimismadas de miedo y glorificaban a Dios de haber dado tal poder a los hombres.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Curación del paralítico

Alguna gente tiene miedo, miedo de los milagros de Dios, miedo de la misericordia de Dios, y prefieren vivir sufriendo, antes que pedir un milagro para ellos o para otros, antes de irse a confesar y reconciliarse con Dios.

¿Tú tienes miedo de Dios, o eres capaz de rezarle y pedirle cosas imposibles, pero que tu fe te dice que Dios puede dártelas también?

Hay algunos que, aunque rezan y mucho, confían más en sí mismos que en Dios mismo. Creen que su trabajo, que su inteligencia, es la que les da los éxitos, y aunque rezan a Dios, y pueden rezarle muchas horas al día, no le tienen confianza, no creen en Él, como creyeron esos hombres que le llevaron un paralítico tendido en una camilla, proclamando a los cuatro vientos que confiaban más en Jesús que en sí mismos. Y Dios, Jesús, les dió su misericordia y su milagro. Pídeselo también para ti, para éste que sufre y está en su camilla acostado, viendo pasar la vida, sufriendo por sus muchos pecados, por su enfermedad o desengaños. Dios puede darte tantas cosas, también la alegría de corazón. Amén.

Confía en Dios.

P. Jesús

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