Domingo 30 de Julio de 2.023
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Evangelio:
San Mateo 13, 44-52
Tesoro, mi tesoro
(Dijo Jesús a la muchedumbre): 44Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo.45Es también semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas preciosas, 46y, hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra.
47Es también semejante el reino de los cielos a una red barredera, que se echa en el mar y recoge peces de toda suerte, 48y, llena, la sacan sobre la playa, y, sentándose, recogen los peces buenos en canastos, y los malos los tiran. 49Así será a la consumación del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de los justos, 50y los arrojarán al horno de fuego; allí habrá llanto y crujir de dientes.51¿Habéis entendido todo esto? Respondiéronle: Sí. 52Y les dijo: Así, todo escriba instruido en la doctrina del reino de los cielos es como el amo de casa, que de su tesoro saca lo nuevo y lo añejo.
Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)
«Palabra del Señor»
«Gloria a ti Señor Jesús»
Meditación:
Tesoro, mi tesoro
Dios es el Tesoro más grande, tenerlo, estar con Él, vivir en su Reino de los Cielos, otro día, cuando llegue el momento.
Los Judíos, pueblo elegido, tenían a Dios, y muchos de ellos lo reconocieron en Jesús, el Cristo; y viendo su Tesoro, lo escondieron, compraron el campo, y son salvados, en el nombre de Jesús, Dios.
P. Jesús
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